12/02/08

Niños bien alimentados serán adultos con mejor salario

Guatemalan children Crédito de la imagen: Flickr/thinkmilly

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Invertir en la nutrición de los preescolares tiene un impacto significativo en la productividad económica de las naciones en desarrollo, según una investigación.


El estudio, publicado en The Lancet la semana pasada (1 de febrero), hizo un seguimiento a un estudio de intervención nutricional realizado en zonas rurales de Guatemala entre 1969 y 1977.


A los niños se les proporcionó de forma aleatoria un suplemento altamente energético y proteico (atole) o un placebo bebible, a edades específicas entre los 0 y 7 años.  


Los investigadores evaluaron el estatus económico de 60 por ciento de los individuos del estudio original entre 2002 y 2004, cuando sus edades oscilaban entre 25 y 42 años.


Registraron datos como el tipo de trabajo, las horas trabajadas y el salario que ganaban, y encontraron que los niños (ahora hombres) que recibieron atole entre los 0 y 3 años de edad ganaban de adultos hasta 46 por ciento más salario que aquellos que recibieron el placebo.


Los niños que recibieron atole después de los tres años de edad no tuvieron ningún beneficio económico en la adultez.


Según John Hoddinott, autor principal e investigador senior del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), esto es consistente con la hipótesis de que la ventana de oportunidades para intervenir en la nutrición infantil ocurre “en los primeros años, en algún momento entre los 0 y 3 años de edad”.


“Nuestro estudio es el primero que encuentra efectos directos de una intervención nutricional en la temprana infancia sobre los ingresos y la productividad en la vida adulta”, dijo Hoddinott en una teleconferencia de prensa.


“Como tal, proporciona evidencia convincente de que invertir en nutrición en la temprana infancia puede ser un estímulo a largo plazo para aumentar la productividad y, por lo tanto, el crecimiento económico”.


Las intervenciones nutricionales no tuvieron efecto en el ingreso de las mujeres, lo cual a juicio de los autores podría deberse a diferencias de género en las actividades laborales.


Pero el consumo de atole entre los 0 y 2 años aumentó en más de un grado la escolaridad de las mujeres y la comprensión lectora aumentó de forma significativa en ambos sexos.


“Muchos gobiernos de países en desarrollo y de países con ingresos medios enfrentan importantes disyuntivas en la forma de asignar su presupuesto a varios tipos de inversiones. Los gobiernos que tienen un fuerte interés en mejorar el bienestar, reducir la pobreza y aumentar el crecimiento económico deberían incrementar las inversiones que realizan en nutrición preescolar”, dijo Hoddinott. 


El próximo paso incluye explorar los efectos de las intervenciones nutricionales sobre la estatura física y la habilidad cognitiva, para descubrir la fuerza conductora en la elevada productividad económica. Hoddinott y sus colegas tentativamente predicen que la habilidad cognitiva juega el papel más relevante.


Enlace al estudio completo en The Lancet*

Referencia: The Lancet 371, 411 (2008)


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References

The Lancet 371, 411 (2008)