03/03/09

Formación científica: si hay iniciativa, vendrá la ayuda

Gobiernos africanos deben aportar recursos para formar científicos en sus propias universidades. Crédito de la imagen: Flickr/Aluka Digital Library

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Gobiernos africanos deben invertir en formación científica, pero no tienen por qué afrontar solos este desafío, dice Arlen Hastings.

África parece tan a menudo estar atrapada en sus propios contrastes: la pobreza y la enfermedad en medio de la riqueza de sus recursos naturales; el hambre en medio de la abundancia. Asombra de igual modo el contraste entre lo que es y lo que podría llegar a ser: el potencial humano sin entrenar es un tremendo desperdicio a la vez que una inmensa oportunidad.

Ello es especialmente cierto en el ámbito de las ciencias. Desafortunadamente, muchas de las personas que están en las mejores condiciones para abordar los problemas urgentes de África (biólogos, químicos, médicos o ingenieros) se van al exterior en busca de mejores oportunidades. Atrás dejan universidades carentes de personal y recursos, y una generación venidera de aspirantes a científicos con escasos maestros que puedan guiarlos.

Los donantes vienen trabajando desde hace décadas para paliar el problema a través de programas de apoyo a universidades e investigadores africanos, y algo se ha avanzado. Pero si los gobiernos africanos no proporcionan los suficientes recursos para formar a científicos e ingenieros en sus propias universidades, el avance será demasiado lento y África seguirá perdiendo a sus ciudadanos más capaces.

A la altura del desafío

Un nuevo programa financiado por una fundación contribuye a abordar el problema, al menos a una escala modesta. La Iniciativa Regional en Ciencia y Educación (RISE, por sus siglas en inglés) forma a científicos e ingenieros de posgrado africanos para cubrir las necesidades de personal universitario en sus países de origen y guiar a las nuevas generaciones. Administrado por el Science Initiative Group del Instituto de Estudios Avanzados de Nueva Jersey (Estados Unidos), en asociación con la Academia Africana de las Ciencias, RISE tiene en marcha cinco redes de trabajo sobre distintos temas, como ciencias de los materiales y química de los productos naturales.

Los alumnos se benefician con formación complementaria y oportunidades de investigación disponibles en diferentes instituciones de la red y cada una de ellas se potencia al trabajar en conjunto con las demás.

RISE se financia con un subsidio de US$ 4,9 millones de la Fundación Carnegie Corporation of New York. También recibe amplio apoyo de las quince instituciones de investigación y universidades africanas implicadas, que aportan sus propios recursos. Algunas redes de RISE tienen vínculos con la industria y están estableciendo contactos con universidades de Estados Unidos.

Pero para que RISE se prolongue en el tiempo y pueda ampliar su alcance, no basta con el apoyo de la Fundación. Hasta tanto otros gobiernos africanos traduzcan su retórica a favor de la ciencia y la educación en acciones concretas, las iniciativas para fomentar las capacidad correrán el riesgo de depender de la ayuda exterior y se seguirá desaprovechando el potencial de África.

Pasar de la palabra a la acción

Los líderes africanos reconocen que proporcionar los recursos necesarios para formar científicos es clave en el camino del desarrollo. La Declaración de Addis Abeba sobre Ciencia, Tecnología e Investigación Científica para el Desarrollo, suscrita por los Jefes de Estado de la Unión Africana en enero de 2007, dice: “Nosotros… reafirmamos… nuestro objetivo común para avanzar en el desarrollo del continente a través de la promoción de la investigación en todas las áreas, en particular la ciencia y la tecnología”.

Asimismo, los signatarios se comprometen a fortalecer y revitalizar a las universidades y otras instituciones africanas de educación superior, así como a las instituciones de investigación científica a fin de permitir que desempeñen un papel eficaz en tanto ámbito de promoción de la enseñanza y desarrollo de la ciencia, la tecnología y la ingeniería.

No es muy difícil que un grupo de personas se reúnan y lleguen a un acuerdo sobre la importancia de determinado proyecto; el desafío es ponerlo en práctica.

La Iniciativa Científica del Milenio de Uganda (MSI, por sus siglas en inglés) ofrece un modelo útil para la cooperación efectiva entre gobiernos y universidades africanos, organismos de financiación y la comunidad científica internacional (véase ‘US$30m ‘millennium science initiative’ for Uganda‘).

Creada por científicos africanos y colegas de todo el mundo, y diseñada por el gobierno ugandés en colaboración con el Banco Mundial, la MSI es un programa para fomentar la capacidad científica adaptado a las necesidades de desarrollo de Uganda. El proyecto, apoyado por el Banco Mundial y fondos de los países participantes, aborda algunos de los desafíos implicados en la estrategia de ciencia y tecnología de Uganda, como la preparación de graduados con las destrezas científico-técnicas adecuadas a las necesidades del mercado, la consolidación de la formación de postgrado y el estrechamiento de vínculos entre las universidades y el sector privado. El MSI ugandés está a punto de lanzar su tercer concurso anual y goza de amplio reconocimiento.

Otros países podrían emular este modelo de cooperación. Los ingredientes básicos son el compromiso nacional de desarrollar una estrategia de ciencia y tecnología, la participación de un banco de desarrollo u otro organismo de financiación con experiencia y recursos que ayuden a implementarlo, y el aporte de científicos activos en África y en el exterior.

Para que una iniciativa regional como RISE sea sostenible no basta con la apuesta de una sola nación: muchos países deben asumir el compromiso con la ciencia, la tecnología y la educación.

Los retos son enormes, pero las oportunidades también lo son. Los profesores y estudiantes de las universidades africanas quieren realizarse profesionalmente en su país de origen. La comunidad científica internacional está dispuesta a colaborar y los organismos de desarrollo están en condiciones de ofrecer asesoramiento estratégico.

Los gobiernos africanos no pueden resolver por sí mismos los retos de desarrollo de sus países, pero pueden y deben desempeñar un papel central para conseguirlo. Los amigos están allí, listos para ayudar y deseosos de hacerlo.

Arlen Hastings es directora ejecutiva del Science Initiative Group del Instituto de Estudios Avanzados de Nueva Jersey (Estados Unidos).