13/08/12

Disciplinas científicas deben servir al desarrollo

Tecnologías como las vacunas necesitan de buenos sistemas de salud para su distribución Crédito de la imagen: Flickr/Gates Foundation

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La semana pasada, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, anunció a los miembros del panel que tendrán el reto de definir la agenda global de desarrollo después de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que expirarán en 2015. [1]

La primera reunión del panel, prevista para setiembre, marcará el inicio de un proceso que se desarrollará paralelamente —pero de manera separada— al de definición de metas, objetivos e indicadores de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que probablemente sucederán a los ODM.

Se espera que el proceso de creación de un nuevo conjunto de objetivos de desarrollo culmine con una propuesta a la 68º Asamblea General de las Naciones Unidas en setiembre del año entrante. [2]

Está por verse qué tan bien se coordinarán los dos procesos. Pero en ambos casos, es probable que los objetivos y recomendaciones se diseñen alrededor de tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental.

Traducir esta triada en indicadores de progreso significativos debe incluir una sólida evidencia y un énfasis en las necesidades de las comunidades pobres. También requerirá que los científicos trabajen eficazmente en todas las disciplinas y que los periodistas reflejen ese trabajo en sus coberturas.

Ningún campo tiene todas las respuestas
 

Los enfoques holísticos para enfrentar los retos que surgen de las condiciones de vida de millones de personas alrededor del mundo pueden ser interdisciplinarias, multidisciplinarias, transversales o transdisciplinarias.

El principio detrás de cada uno de estos conceptos es que ninguna disciplina o rama científica por sí sola tiene todas las respuestas cuando se trata de problemas sociales o ambientales.

El valor y la necesidad de este enfoque se vieron reflejados en la justificación de las propuestas de ODS en Río+20, y es algo en lo que pocos están en desacuerdo.

La tecnología no puede, de por sí, abordar retos como los problemas causados por la quema de combustibles fósiles o el manejo de los desastres naturales. Además, se requieren cambios institucionales y de comportamiento.

Un buen ejemplo de la necesidad de un enfoque transdisciplinario es una propuesta reciente de Samantha Watson y sus colegas de la Escuela de Medicina e Higiene Tropical de Londres, para integrar el conocimiento de las ciencias físicas, de la vida y sociales con el fin de mejorar la capacidad de los sistemas de salud para hacer frente y responder a los peligros naturales. [3]

Los autores argumentan que un enfoque de este tipo daría lugar a herramientas tecnológicas que ya son usadas en la preparación y respuesta, como la teledetección, logrando un mayor impacto mediante una mejor coordinación e integración en la planificación.

Hay mucho que aprender de la experiencia. Herramientas médicas como las vacunas no pueden hacer mucho bien sin sistemas de salud que las distribuyan a quienes las necesitan. Las nuevas tecnologías, como los paneles solares poco benefician si no se comprenden las expectativas sociales. Y las nuevas variedades de cultivos pueden ayudar a la productividad agrícola, pero para ello es necesario entender las prácticas de los pequeños agricultores.

Obstáculos a la cooperación
 

El reconocimiento cada vez mayor de los científicos, donantes y generadores de políticas acerca de la necesidad de un enfoque holístico para resolver los problemas, y de las limitaciones de las disciplinas que trabajan por su cuenta, es una diferencia entre los objetivos establecidos hace 20 años y el pensamiento de la comunidad científica hoy en día.

Pero llevar a la práctica generalizada esta nueva percepción es otro problema.

Existen consideraciones prácticas al tratar de encontrar los recursos para poner a trabajar juntos a los equipos multidisciplinarios, para llegar a comprender el lenguaje científico de cada disciplina y para navegar por los aportes y limitaciones que cada uno trae consigo.

Luego está la preferencia (comprensible) de disciplinas, individuos e instituciones de trabajar con métodos establecidos desde hace tiempo que han probado ser fiables, en vez de aventurarse por territorios desconocidos.

Los retos son más pronunciados cuando el objetivo es reunir a las ciencias naturales con las sociales. En fecha muy reciente, en junio pasado, en el periodo previo a Río+20, los científicos sociales hicieron un llamado para tener un papel más destacado y visible en la investigación que aborda los cambios ambientales globales. Los obstáculos son tan básicos como definir lo que es evidencia aceptable hasta acordar métodos de investigación conjuntos.

La pregunta ahora es cómo la comunidad científica y los generadores de políticas pueden hacer avances concretos para integrar las ciencias económicas, sociales y ambientales a los intereses del desarrollo.

Imperativos globales y locales
 

La comprensión de los supuestos, métodos y conocimientos con que los diferentes campos de la ciencia pueden contribuir es esencial para reunirlos eficazmente. También lo es la claridad sobre la contribución de cada cual para alcanzar los objetivos comunes.

Más allá de esto, es importante asegurar que la investigación científica que incluye varias disciplinas esté vinculada, e incluso arraigada, en los problemas locales. El marco de los ODS podría sentar las bases de un acuerdo en torno a un mecanismo para integrar las disciplinas científicas de tal modo que canalicen las actividades de investigación hacia objetivos concretos e impactos tangibles.

Dicho mecanismo tendrá un mayor impacto si no se restringe a objetivos e indicadores. Los enfoques holísticos también deberían incluir incentivos para vincularlos sobre el terreno, por ejemplo haciendo de los equipos multidisciplinarios que trabajen cuestiones prácticas un requisito para la financiación.

Las preguntas prácticas no son necesariamente conocidas antes del establecimiento de las agendas de investigación o desarrollo. Tomemos como ejemplo la poliomielitis, donde el impacto de las actitudes hacia la vacunación surgieron solo hasta hace poco y siguen siendo un obstáculo para lograr la erradicación. [4]

Este ejemplo muestra por qué los investigadores en el mundo en desarrollo deben estar en condiciones de dar forma a las agendas de investigación tanto a nivel de base como a niveles globales, con conocimiento de las necesidades y de los contextos socio-culturales.

Los periodistas también cumplen un papel, ayudando a sensibilizar a los gestores del proyecto y a los generadores de políticas al resaltar de qué manera los diferentes campos de la ciencia pueden influir en los temas de desarrollo.

La investigación en torno a las dimensiones económicas, sociales y ambientales del desarrollo continuará independientemente de los objetivos globales. Pero los objetivos globales son una oportunidad para maximizar su impacto.

Las estrategias posteriores a 2015 necesitan ser explícitas sobre cómo reunir a los diferentes campos de la ciencia de tal modo que las políticas basadas en evidencias sirvan no solo a nivel global, sino también localmente. Allí es donde el impacto será —y debe ser— experimentado con mayor intensidad.

Anita Makri

Editora responsable, SciDev.Net

References

[1] Ban names high-level panel to map out ‘bold’ vision for future global development efforts. (UN News, 2012)

[2] Lingán, J. Sustainable Development Goals in Rio+20 and the post-2015 development agenda. Outreach Rio-20 Editions 2012

[3] Watson, S. et al. Trans-disciplinary research to improve health systems’ disaster readiness and response. Bulletin of the World Health Organization 90, 558–558A (2012)

[4] Mohammadi, D. The final push for polio eradication? The Lancet 380, 460–462 (2012)