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[BUENOS AIRES] Una pequeña ciudad argentina ha comenzado la construcción de la primera fábrica de hidrógeno del país, basada en energía eólica, que será la primera de su tipo en América Latina.


Se trata de un proyecto pionero, financiado por el gobierno de la ciudad de Pico Truncado, en la provincia patagónica de Santa Cruz, que experimentará con diferentes maneras de usar el gas. Busca proveer una alternativa económica y ecológica al uso del combustible fósil.


Uno de los objetivos principales será proporcionar combustible para el transporte público de los 15.000 habitantes de la ciudad, en 2005. Como primer paso, en los próximos dos meses, la ciudad modificará sus camionetas municipales con motores diesel para que usen celdas de hidrógeno, a un costo de US$10.000 por vehículo. En lugar de ser a combustión interna, las celdas funcionan combinando hidrógeno y oxígeno para generar electricidad.


La ciudad está invirtiendo US$ 500.000 para construir la planta y una estación de expendio de combustible basado en hidrógeno. El gobierno canadiense donó un hidrolizador de 5 kW, que usa electricidad para separar el hidrógeno y el oxígeno del agua.


A pesar de los costos iniciales, el intendente de la ciudad, Osvaldo Pérez, cree que ahorrará dinero, ya que los problemas económicos de la Argentina han reducido el valor del peso respecto del dólar estadounidense, subiendo cada vez más los precios del petróleo. Además de ser más limpio que el combustible basado en petróleo, el hidrógeno también recibe una subvención del gobierno de 0,01 pesos (cerca de un tercio de centavo de dólar estadounidense) por cada kW/h producido, gracias a una ley que promueve fuentes de energía renovable.


La planta de hidrógeno de Pico Truncado contará con dos generadores eólicos de 600 kW los cuales proveerán la energía necesaria para separar el hidrógeno del agua por medio de la electrólisis. Además de la planta y de la estación de combustible, Pico Truncado albergará un centro donde los científicos de la región harán investigación y desarrollo.


“Ya tenemos estudiantes de todo el país que quieren hacer pasantías,” explica Juan Estigarribia, secretario de obras públicas y medio ambiente de la ciudad de Pico Truncado. “El centro también es para la gente local: queremos mostrarles los beneficios de un combustible limpio.”


Actualmente, la ciudad genera el 36 por ciento de la electricidad que consume usando el poder del viento. La nueva planta permitirá que parte de esa electricidad sea convertida en hidrógeno para usarse como combustible, y también creará productos secundarios útiles. “El oxígeno generado por el proceso de electrólisis se usará en el hospital local y en fábricas de la zona, y el calor producido se aprovechará en nuestro centro”, dice Estigarribia.


La idea de construir una planta de hidrógeno fue concebida en 2001 y acordada por el gobierno de la ciudad y la Asociación Argentina del Hidrógeno — que provee la asesoría técnica — en enero de 2003. La construcción comenzó en abril.


El proyecto ya llamó la atención de otras ciudades cercanas, como Caleta Olivia. Hay conversaciones para construir una granja eólica de mayor tamaño, para aprovechar los vientos patagónicos de 60 km/h, que soplan con fuerza casi todo el año.  

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