29/08/14

Chile ‘sin suficientes beneficios de la gran astronomía’

chile telescope
Crédito de la imagen: ESO/S. Brunier

De un vistazo

  • Hacia 2025 Chile concentrará el 70 por ciento de los grandes telescopios del mundo
  • Pero el país no se beneficia suficientemente de ellos, dicen astrónomos locales
  • Se necesita fomentar el conocimiento local en construcción y mantención de telescopios

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[SANTIAGO] Pese a contar con los mejores cielos a nivel mundial para observación astronómica y a que ofrece numerosos subsidios para la instalación de observatorios internacionales, Chile no se está beneficiando adecuadamente de la astronomía, dicen astrónomos e ingenieros locales.

Hacia mediados de 2020 Chile concentrará cerca de 70 por ciento de los grandes telescopios del mundo, con una inversión que superará los US$ 4.400 millones en los cuatro telescopios más grandes.
 
Estos son el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA), inaugurado en 2013; el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT, por sus siglas en inglés), que comenzará a operar en 2023; el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), que comenzará a funcionar en 2018 y el Gran Telescopio de Rastreo Sinóptico (LSST), que estará operativo en 2019.
 
Con un promedio de 330 noches despejadas al año, un clima seco y varias montañas sobre 3.000 metros de altura, el desierto de Atacama es considerado el mejor lugar del mundo para construir telescopios ópticos y radiotelescopios.
 
Investigadores sostienen que Chile debería capitalizar mejor esta ventaja natural. Por ejemplo, el gobierno podría requerir a las organizaciones propietarias de los telescopios dar más tiempo de observación a los astrónomos chilenos. Y se podrían canalizar hacia iniciativas de educación y desarrollo científico las devoluciones de impuestos que se hacen a los grandes consorcios astronómicos.
 
Actualmente Chile ofrece generosas condiciones contractuales a los grandes consorcios astronómicos extranjeros, señala Mónica Rubio, astrónoma de la Universidad de Chile y exdirectora del Programa de Astronomía de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT).
 
Desde 1964 Chile exime a los consorcios astronómicos del pago de derechos de aduana por los materiales e implementos para construir sus observatorios. También devuelve el 19 por ciento del IVA sobre los costos asociados a los materiales de construcción, herramientas y servicios para la operación y mantención de los telescopios.  
 
Además, el gobierno ofrece estatus diplomático a los observatorios, lo que impide a las autoridades fiscalizar los contratos de sus trabajadores, según denunciaron trabajadores de ALMA durante una huelga el año pasado.

A cambio de estos beneficios, los consorcios pagan al Estado un monto anual que cubre los costos de arriendo de los terrenos donde se ubican los telescopios, becas de postgrado en universidades chilenas y fondos para beneficiar a comunidades locales donde se ubican los telescopios, incluyendo becas y proyectos educativos.
 
Los observatorios también deben reservar el 10 por ciento de su tiempo de observación a instituciones chilenas. Aunque “la cifra es menor que en otros sitios de observación astronómica como Hawai, que usualmente obtiene el 15 por ciento, y las Islas Canarias, donde se exige el 20 por ciento del tiempo de observación astronómica para instituciones españolas y que el cinco por ciento de las contrataciones sean ingenieros y personal español”, dice Rubio a SciDev.Net.

Considerando lo anterior, más su alta frecuencia de noches despejadas y sus generosas exenciones de impuestos, Chile es más rentable para la astronomía que las Islas Canarias y Hawai, de acuerdo con un estudio encargado por CONICYT en 2011.

El estudio calculó el costo hipotético de construir y mantener el Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) en tres países distintos. En Chile el costo resultó ser de US$500.000 por noche, mientras que en Hawai fue US$725.000 y en España US$830.000.

Maximiliano Moyano, astrónomo de la Universidad Católica del Norte, dice que el 10 por ciento de observación para astrónomos chilenos se está volviendo cada vez más insuficiente para satisfacer la demanda. 

“Chile debería incluir en sus acuerdos una participación de nuestras universidades e ingenieros en el desarrollo y fabricación de instrumentación astronómica, que los observatorios deben actualizar en forma permanente”.

Mónica Rubio, Universidad of Chile

 
“Muchos astrónomos haciendo doctorados en el extranjero van a regresar”, dice, lo que aumentará aún más la demanda. Muchos científicos en Chile colaboran con universidades extranjeras, las que también se benefician al recibir parte del tiempo destinado a instituciones chilenas, agrega.
 
Pero no todos los astrónomos cuestionan la cifra de 10 por ciento. Rubio dice que debido a que la comunidad astronómica chilena es relativamente pequeña, la cuota se reparte entre menos astrónomos, por lo que es más generosa que en Europa o Estados Unidos.
 
“Es claro que el 10 por ciento ha sido el factor más importante para impulsar el desarrollo de la astronomía en Chile”, dice a SciDev.Net Wolfgang Gieren, profesor del Departamento de Astronomía de la Universidad de Concepción.                    
 
Ahora los astrónomos chilenos están tratando de persuadir a las autoridades de negociar contratos que fomenten la experiencia local en la construcción y mantención de telescopios”, dice Rubio.
 
“Chile debería incluir en sus acuerdos una participación de nuestras universidades e ingenieros en el desarrollo y fabricación de instrumentación astronómica, que los observatorios deben actualizar en forma permanente”, sugiere Rubio.
 
Gieren agrega que este tipo de capacitación “fomentaría el desarrollo de empresas privadas de alta tecnología en Chile”.
 
Y capacitar a chilenos en el uso de datos recolectados por los telescopios también podría beneficiar a otras áreas de la sociedad”, dice Rubio.
 
Asimismo, el 19 por ciento del IVA que actualmente se restituye a los consorcios astronómicos, “podría reinvertirse en astronomía, educación o infraestructura”, dice. Con operaciones por US$5 millones a US$80 millones anuales, se beneficiaría enormemente al país, señala.
 
La versión original de este artículo se publicó en la edición global de SciDev.Net