14/12/09

Paraguay, el país más rezagado en inversión tecnológica

En Paraguay hay sólo 0,27 investigadores por cada mil personas económicamente activas Crédito de la imagen: Daniela Hirschfeld

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

Paraguay es el país con menor inversión en tecnología en la región, de acuerdo con un documento presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) durante el seminario internacional “Investigación científica e innovación, factores clave para el desarrollo económico y social del Paraguay”, realizado en Asunción el 3 de diciembre.

Según informó el diario paraguayo La Nación en su edición del 4 de diciembre, en esa reunión, Flora Painter, jefa de la Unidad de Ciencia y Tecnología del BID y encargada de presentar los datos, señaló que la inversión en ciencia y tecnología de Paraguay es de 0,08 por ciento del PIB.

Painter agregó que esta cifra es inferior incluso al promedio de América Latina (0,6 por ciento) que ya es bajo con respecto a los países industrializados, que gastan de dos a cuatro por ciento de su PIB.

Painter señaló además que en Paraguay sólo existen 0,27 investigadores por cada 1.000 habitantes de la Población Económicamente Activa (PEA), mientras que, por ejemplo, en España hay cinco por cada 1.000 habitantes.

Sin embargo, agrega La Nación, la representante del BID sostuvo que no existe una cantidad ideal de investigadores para determinar el nivel de un país.

“Es necesario establecer una política de Estado para la investigación con un plan plurianual ligado a una estrategia de desarrollo del país, invertir en capital humano y finalmente, fortalecer la capacidad institucional del Conacyt”, dijo Painter.

La política científica y tecnológica no debe ser una política de Gobierno, sino de Estado y esto requiere de inversión continua, permanente e incremental, agregó.

“Si yo invierto hoy en un proyecto de investigación y desarrollo y un año después no le doy más recursos, pues ya perdí la inversión”, indicó.

Enlace al artículo completo en
La Nación