05/01/16

Continuidad y cambios en la ciencia argentina

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Juramentación de Lino Barañao como ministro de ciencia, tecnología e innovación productiva del primer gabinete de Mauricio Macri. Crédito de la imagen: MinCyT

De un vistazo

  • Durante campaña política, comunidad científica pidió no cambiar política de CTI
  • Devaluación de casi 40 por ciento requiere medidas para que investigación no se perjudique
  • También se requerirá más impacto social de las investigaciones

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[BUENOS AIRES] La decisión del flamante presidente argentino Mauricio Macri de continuar la política científica iniciada por su antecesora, Cristina Kirchner –quien finalizó su mandato el 10 de diciembre pasado- trajo alivio a la comunidad científica que durante la campaña electoral manifestó públicamente su preocupación ante lo que percibía como un posible cambio de rumbo del sector.

Lino Barañao, que estuvo al frente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MinCyT) durante toda la gestión anterior, es el único ministro que fue invitado a participar del nuevo gabinete.
 
Entre otras cosas, logró convertir a la ciencia en política de Estado, impulsando medidas provechosas para el sector, como el incremento del presupuesto, mejoras salariales para los investigadores, construcción de centros y laboratorios y creación de empresas de base tecnológica.

“[Buscaré] federalizar la ciencia y la participación de organismos de ciencia y tecnología  en la promoción del desarrollo de las economías regionales, y mayor inversión del sector privado”.

Lino Barañao, Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva

Consultado por SciDev.Net sobre sus expectativas para la nueva etapa expresó que espera reforzar “la interacción con otros ministerios ya que las investigaciones, proyectos y conocimientos generados en el MinCyT muchas veces llegan al ciudadano a través de las carteras de Producción, Agroindustria, Salud o Desarrollo Social”.
 
También buscará “federalizar la ciencia y la participación de organismos de ciencia y tecnología  en la promoción del desarrollo de las economías regionales”, y una mayor inversión del sector privado.
 
La ausencia de incentivos a la inversión privada en ciencia ha llevado al Estado argentino a afrontar más del 70 por ciento de los fondos del sector.
 
“La obtención de resultados en el campo científico y tecnológico requiere de la aplicación de políticas que aseguren el mantenimiento en el tiempo de programas de crecimiento progresivo y sostenible”,  dijo a  SciDev.Net Roberto Cignoli, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la República Argentina.
 
Antonio Mangione, investigador, docente y divulgador de la Universidad Nacional de San Luis, resalta que durante la gestión anterior de Barañao el desarrollo en inversión, recursos humanos y diversificación de la producción fue enorme.
 
“Por supuesto que hay deudas y retrasos; la orientación de la política del MinCyT hacia biotecnologías y TIC o nanotecnologías, alcanza la matriz productiva, pero no necesariamente impacta en lo social”, sostiene.
 
El Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, integrado por renombrados investigadores, señala que la reciente devaluación de aproximadamente 40 por ciento del peso argentino debe acompañarse de una actualización de los subsidios para investigación, pues la mayoría de insumos son importados.


En un comunicado advierten que los organismos de investigación científica que no dependen del MinCyT, que abarcan el agro, pesca, industria, energía atómica, actividades espaciales y laboratorios e institutos de salud, también deberán recibir más dinero para contrarrestar las medidas económicas recientes.
 
 “Faltaría saber qué van a hacer en el marco de la producción pública de medicamentos y productos médicos, la minería, la investigación en semillas y la regulación del uso de agroquímicos”, concluyen.