Por: María Elena Hurtado
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Otorgar incentivos a investigadores puede contribuir a cerrar la brecha de género y a mejorar la producción científica de las mujeres según la evaluación de un programa paraguayo que utiliza subsidios para impulsar las carreras y la productividad de sus científicos.
La evaluación, detallada en un artículo, publicado en Science and Public Policy (noviembre 27), analiza la trayectoria de quienes postularon en 2011 al Programa Paraguayo de Incentivos a Investigadores (PRONII), establecido en ese año por el Consejo Nacional para Ciencia y Tecnología (CONACYT).
“…los subsidios entregados en este caso parecen estar cerrando la brecha de género… Esto indica que incentivos monetarios podrían servir para aumentar la distribución de producción científica por género”.
Diego Aboal, Centro de Investigaciones Económicas del Uruguay
El artículo es parte de un proyecto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para recoger indicadores fidedignos sobre género y ciencia en América Latina. Hasta el momento, el BID ya ha realizado este tipo de evaluaciones en México y Uruguay.
La literatura general sobre el tema sugiere que existe brecha de género en el reclutamiento y promoción de las mujeres. Además, en la ciencia prevalece una cultura masculina, que no es un ambiente acogedor para las mujeres. Refuerzan estos factores la discriminación y los estereotipos de género en la educación superior, que disuaden a las mujeres a elegir una carrera científica.
PRONII no hace distinciones de género al seleccionar a los beneficiarios, lo que se demuestra porque del total de postulantes rechazados, solo un 40 por ciento fueron mujeres.
El PRONII clasifica a los beneficiarios en cuatro niveles, de inferior a superior: candidato y niveles 1, 2 y 3. Son clasificados en las distintas categorías según la investigación básica, aplicada y tecnológica, de calidad probada que hayan producido; su nivel de educación; el apoyo dado al desarrollo de capacidades investigativas y cuánto han fomentado capacidades institucionales de investigación y desarrollo.
Los candidatos no reciben un incentivo monetario; los incorporados a los tres niveles reciben US$700, 1400 y 2100, respectivamente, un monto importante si se considera que el PIB per capita de Paraguay en 2012 fue de US$322 al mes. El subsidio dura dos, tres y cinco años para los niveles uno a tres, en ese orden.
Según el estudio, PRONII seleccionó un número igual de hombres y mujeres .Hubo más mujeres seleccionadas en las categorías uno y dos mientras que en la tres quedó solo una mujer y 11 hombres.
En los tres niveles, hombres y mujeres produjeron más investigaciones y supervisaron más tesis. Las mujeres publicaron un número ligeramente menor de artículos en revistas científicas, que era el mismo caso antes de que ingresaran al PRONII.
Sin embargo, para Diego Aboal, investigador principal del estudio y del Centro de Investigaciones Económicas del Uruguay, “el subsidio sí tuvo impacto positivo sobre la publicación de artículos científicos por investigadores hombres y mujeres, del orden de un estudio por investigador por año”.
“En el nivel uno hubo 0,8 tesis adicionales dirigidas por año y 0,75 trabajos técnicos. Hay evidencia no muy robusta de mejora en la calidad de los trabajos publicados en el nivel dos”, afirma.
Señala que el aumento de la producción técnica e investigativa en el nivel uno se debe a la mayor contribución de las mujeres “por lo que los subsidios entregados en este caso parecen estar cerrando la brecha de género en esta dimensión…Esto indica que incentivos monetarios podrían servir para aumentar la distribución de producción científica por género”.
Aboal piensa que la evaluación es útil para sacar algunas conclusiones ya que considera apenas dos años del programa. Habría que esperar entre ocho y 10 años para ver tendencias a más largo plazo.
Para Alice Abreu, directora de Gender InSITE —iniciativa internacional para promover el papel de la mujer en la CTI— éste, como los demás trabajos del programa del BID, tiene el mérito de que por primera vez economistas competentes evalúan el sesgo de género en programas nacionales aplicando metodologías consistentes y confiables.
“Si se continúa haciendo sistemáticamente, los estudios ayudarán a que el programa adquiera mayor relevancia en las políticas públicas”, subraya.
> Enlace al resumen del artículo en Science and Public Policy