01/10/13

Evalúan protocolo sobre seguridad de la biotecnología

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Crédito de la imagen: Heldur Netocny / Panos

De un vistazo

  • El Protocolo de Cartagena trata sobre el uso y traslado seguro de OGM
  • Pero la mayoría de sus 164 signatarios no lo han implementado en su totalidad
  • Las empresas han estado haciendo esfuerzos para trabajar con los gobiernos dentro del protocolo

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Protocolo de Cartagena sobre OGM enfrenta muchos desafíos para llegar a ser efectivo, informa María Elena Hurtado
 
[SANTIAGO] Diez años después de la entrada en vigencia del  Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología que regula la manipulación, transferencia y uso de los organismos genéticamente modificados, la mayoría de los 164 países firmantes no lo han implementado en su totalidad.
 
Sin embargo, en los últimos años los investigadores han empezado a producir peces genéticamente modificados para el consumo humano en Panamá y a liberar mosquitos genéticamente modificados en áreas silvestres de Brasil y de otros lugares para tratar de prevenir el dengue, a veces con poca seguridad y control.
                                         
El protocolo de Cartagena compromete a los países a nombrar autoridades nacionales que lo administren, a crear marcos legales y reglamentos de seguridad de la biotecnología y a desarrollar capacidades para evaluar los riesgos de los organismos vivos modificados (OVM) y manejarlos y transportarlos en forma segura.
 
Cincuenta y dos países cuentan con todas las normas requeridas, 75 tiene una o más leyes sobre seguridad de la biotecnología y la mayoría ha designado autoridades nacionales para administrarlo, informa un artículo publicado en la edición de aniversario del boletín informativo del protocolo.
 
“Pero aún falta un largo camino por recorrer antes de que tengamos la certeza de que las normas y reglamentos de seguridad de la biotecnología funcionan y que los países cuentan con las capacidades necesarias para hacerlos cumplir”, dice a SciDev.Net Braulio Ferreira de Souza Dias, secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
 
“Por ejemplo, la efectividad de las normas de seguridad de la biotecnología será mínima mientras los países no tengan herramientas para detectar e identificar OVM”.
 
Futuros desafíos
 
Y para que el protocolo sea plenamente efectivo,”necesitamos esforzarnos para lograr la membresía universal”, dijo de Souza Dias en un comunicado de prensa publicado el 10 de septiembre. “Llamo a los países que no lo han hecho todavía a que aceleren sus procesos nacionales para ratificar o acceder al Protocolo de Cartagena…lo más pronto posible”.

La falta de certeza legal en muchos países ha sido vista como una de las mayores barreras para realizar bio-descubrimientos

Braulio Ferreira de Souza Dias, Convención de Diversidad Biológica

Asimismo, la rapidez de ejecución ha ido disminuyendo en los tres últimos años, según dice a SciDev.Net Stefan Jungcurt del Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible en Canadá.
 
“A medida que más y más países aprueban el cultivo e importación de OVM, la prioridad política de la seguridad de la biotecnología se disminuye, lo que se traduce en falta de apoyo financiero y de otro tipo para implementar el protocolo a nivel nacional”, dice.
 
Sostiene que un tema clave que está pendiente es aprobar directrices de Naciones Unidas para la evaluación y manejo del riesgo. Claudio Chiarolla, director de gestión de la biodiversidad en el Instituto para el Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales, un instituto de investigación sin fines de lucro ubicado en Francia, concuerda con este planteamiento.
 
Tanto Jungcurt como Chiarolla dicen a SciDev.Net que uno de los asuntos más importantes será determinar el alcance del protocolo en cuanto al impacto socio-económico eventual que implican los OVM para el uso sostenible y la conservación de la biodiversidad, y qué acciones serían apropiadas para evitarlo.
 
“El protocolo también tendrá que ocuparse de otros tipos de OVM tales como los mosquitos genéticamente modificados, especies acuáticas, micro-organismos o productos de la biología sintética, que son distintos de los cultivos OVM”, añade Juncurt.
 
Un nuevo tratado internacional, – llamado el Protocolo de Nagoya-Kuala Lumpur sobre Responsabilidad y Compensación, suplementario al Protocolo de Cartagena – fue acordado en una reunión en Japón en 2010.
 
Este protocolo establece normas y procedimientos internacionales de responsabilidad y compensación por daños potenciales resultantes de la exportación e importación de OVM.
 
Juncurt dice que “el próximo desafío de este protocolo es su entrada en vigencia y su implementación por los países, así como el establecimiento de normas y procedimientos sobre quien es responsable en caso de daño durante su transporte un país a otro”.
 
Participación equitativa
 
De Souza Dias dijo en una reunión realizada este mes (4 de septiembre) en Dinamarca que el protocolo de Nagoya “puso fin a la desconfianza entre empresas y comunidades indígenas y locales sobre la participación equitativa en los beneficios”.
 
“La falta de certeza legal en muchos países ha sido vista a menudo como una de las mayores barreras para realizar bio-descubrimientos”, añade. “El protocolo de Nagoya busca encarar esta preocupación”.
 
Reconoce que los distintos grupos tienen mucho en juego. “En las últimas dos décadas el tema del libre comercio de OVM, por un lado, y la seguridad de la biotecnología por el otro, han desencadenado acalorados debates e incluso tensas disputas legales”.
 
Pero cree que la industria ha estado realizando esfuerzos para trabajar con los gobiernos dentro del proceso del protocolo de seguridad de la biotecnología.
 
“La participación de representantes de la industria y de la sociedad civil en el proceso del protocolo de Cartagena ha ayudado a tomar decisiones  transparentes y equilibradas”, dice.

Enlace al boletín de julio de 2013 sobre el Protocolo de Cartagena (en inglés)