31/10/14

Las mujeres y su espacio en la ciencia en América Latina

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Crédito de la imagen: Luis Amorim

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Un estudio de la Oficina Regional de Ciencia de la UNESCO para América Latina y el Caribe sobre la participación de las mujeres en ciencia en la región trae una buena noticia pero también algunas preocupaciones.

“América Latina tiene la mayor proporción de investigadoras del mundo, cerca de 45%, mucho mayor que en los países desarrollados; en el planeta, apenas 25% de los investigadores son mujeres”, dice Alessandro Bello, consultor de UNESCO, durante el X Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género, que se realiza en Asunción del Paraguay (28-30 de octubre).

“Las mujeres son la mayoría entre las graduadas y, en muchos casos, en el primer grado de la carrera, y luego pasan a ser una minoría en los rangos más altos”

Alessandro Bello

De manera aislada, este dato es innegablemente positivo, pero los autores del estudios señalan que persisten las barreras institucionales y socioculturales que limitan el desarrollo de las investigadoras y su acceso a espacios de decisión.

“Las mujeres representan la mayoría entre las graduadas y, en muchos casos, en el primer grado de la carrera, y luego pasan a ser una minoría en los rangos más altos”, comentó Bello. Pero el experto asegura que, analizando datos de 1990 a 2013, se percibe que esta diferencia disminuyó en la mayoría de los países de la región.

Además de la diferencia en las relaciones en el desarrollo de la carrera, el estudio muestra una subrepresentación de mujeres en áreas como ingeniería y matemática, en las que en ningún país de la región ellas superan 32% de los investigadores.

Uno de los problemas para seguir la carrera de investigadoras es la maternidad, señalan los autores. Según ellos, algunos países, como Argentina y Chile, crearon estrategias como la prórroga del período de beca y del período pre y post nacimiento, para evitar el abandono de la carrera científica.
Otra iniciativa para mejorar la equidad de género en la ciencia es la creación de instituciones enfocadas en estudiar y proponer mejoras en el tema, como la Organización Boliviana de Mujeres en Ciencia (OBMC) y el Comité Nacional de Género, Ciencia y Tecnología en Uruguay.

A partir de la investigación, los autores notaron que en muchos países no hay una base de datos de los investigadores, o esos datos no están diferenciados por género. “La institución de bases de datos que incluyen informaciones relativas a los investigadores —como la Plataforma Lattes de Brasil o el Sistema Nacional de Investigadores de Uruguay—con informaciones desglosadas por sexo, contribuye y facilita la identificación de políticas más adecuadas para la reducción de la brecha de género”, dice Bello.

El estudio cita además otras cuestiones más globales que parecen influir positivamente en el número de mujeres en la ciencia, tanto a nivel inicial como en la conquista de niveles más altos de la profesión, como la creación de un ministerio específico de CyT, o el financiamiento estatal de la CyT, y la presencia de mujeres en los niveles más altos de decisión del país.

“Es importante investigar las causas de las diferencias entre la presencia de mujeres y hombres en la ciencia para poder fortalecer las medidas que contribuirán a reducir la diferencia entre géneros e identificar y compartir buenas prácticas entre los diferentes países da región”, argumentó Bello.