25/11/14

Las neurociencias, coartada para el prejuicio de género

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Crédito de la imagen: Margaret I. Davis /NIH

De un vistazo

  • El estudio de las diferencias en el cerebro de hombres y mujeres puede reforzar estereotipos de género actuales
  • Según expertos, estos resultados luego se exacerban en resúmenes de prensa
  • La investigación analizó un trabajo reciente con amplia repercusión en los medios internacionales

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[BUENOS AIRES] Al estudiar de manera diferenciada los cerebros masculinos y femeninos, la neurociencia no solo refleja si no que crea los estereotipos de género actuales. Y los resúmenes de prensa que informan sobre esas investigaciones contribuyen a reforzar esos estereotipos, al tergiversar —incluso involuntariamente— los resultados de los artículos científicos originales.
 
Esa fue la conclusión de dos investigadoras británicas que analizaron un artículo publicado en PNAS en diciembre de 2013, de Madhura Ingalhalikar y colegas. Este estudio fue muy comentado en los medios internacionales pues marcaba diferencias de neuroconectividad entre los cerebros masculinos y femeninos, lo que se trasuntaría en diferencias de comportamiento, que no fueron experimentadas pero que la cobertura posterior dio como un hecho.
 
Según el estudio de Cliodhna O’Connor y Helene Joffe, de la University College London, publicado en PlosOne (29 de octubre), la diferencia conceptual entre los resultados de una investigación concreta se ve aumentada, siempre a favor de lo que califican de “neurosexismo”, en los posteriores artículos periodísticos y en los comentarios de blogs y foros de lectores.

“El estudio sugiere que los científicos se basan en comprensiones culturales de los roles de género, y luego eso es tomado y rearmado en la cobertura periodística”

Cliodhna O'Connor

“El análisis que hicimos muestra cómo la autoridad de la ciencia es reclutada para retratar estereotipos como hechos comprobados y legitimarlos socialmente”, señaló O’Connor a SciDev.Net. “Nuestro análisis sugiere que los mismos científicos se basan en comprensiones culturales previas de los roles de género para interpretar y comunicar sus investigaciones, y luego eso es tomado y rearmado en la cobertura periodística”.

Pedro Bekinschtein, investigador de la Universidad de Buenos Aires y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, acepta que en este caso la información que dio la universidad en el comunicado de prensa “no fue muy feliz” y la repercusión mediática fue mal manejada. Sin embargo, agregó que “no siempre es así” y que “la elección de hipótesis científicas puede ser usada tanto para reforzar estereotipos como para debilitarlos”.

Por su parte, para Ana María Vara, doctora por la Universidad de California Riverside y actualmente investigadora en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), “el estudio es muy revelador. Muestra que es clave el lugar que ocupa el comunicado de prensa, al condicionar la lectura del artículo: propone una manera de entenderlo, que resulta muy dominante en las coberturas”.

Para Vara, lo que está detrás de trabajos como el de O’Connor y Joffe es el intento de dar respuesta a la incomodidad de vivir en sociedades que aún discriminan a mujeres, pobres y minorías sexuales.
 
Sin embargo, para Bekinschtein, “la investigación de las diferencias entre los cerebros masculino y femenino puede ser sexista o no, pero existen varias razones por las que es importante”, por lo que propone continuarla.
 
Y enumera tres razones: “Saber si explican diferentes formas de aproximación a la realidad y al aprendizaje, saber cuáles son las causas de los estereotipos (si existen), y porque a nivel de patología cerebral la incidencia de determinadas enfermedades en hombres y mujeres es marcadamente diferente”. 

Enlace al artículo en PlosOne

Enlace al artículo original publicado de PNAS