12/05/17

Una ayuda que no basta para las universidades peruanas

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Crédito de la imagen: Presidencia de Perú / Flickr

De un vistazo

  • Por segundo año consecutivo, el gobierno peruano otorgó fondos extra a unversidades nacionales
  • El objetivo es incentivar la investigación científica y mejorar servicios educativos
  • Pero algunos alertan que dividir el dinero entre muchas universidades disminuye su impacto

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[LIMA] Con el fin de incentivar la investigación científica y la mejora de sus servicios educativos, el gobierno peruano entregó un bono de 220 millones de soles (aproximadamente US$ 68 millones) a las 25 mejores universidades nacionales del país.
 
Pese a ser la segunda entrega que se realiza a centros educativos estatales para su fortalecimiento, los sectores involucrados consideran que los montos son demasiados exiguos para las metas planteadas.

En 2016, el Ministerio de Educación entregó 90 millones de soles (unos US$27 millones) a 12 universidades de Lima y del interior. Este año, solo figuran cuatro universidades de Lima y el resto son del interior del país.

Durante la ceremonia de transferencia simbólica del dinero (25 de abril), realizada en la Universidad San Antonio de Huamanga, Ayacucho, en los Andes peruanos, el presidente del país, Pedro Pablo Kuczynski, remarcó que “las universidades públicas se merecen este respaldo porque es donde estudia la mayoría de los peruanos de escasos recursos”.

Sin embargo, Horacio Barreda, vicerrector de investigación de la Universidad Nacional de San Agustín —una de las beneficiadas—, en Arequipa, comentó a SciDev.Net que si bien ese monto ayuda, “se requieren estrategias para implementar un modelo de desarrollo que tenga como base la investigación básica y aplicada que generen las universidades”.
 
“En las universidades nacionales un factor importante para hacer investigación es equipamiento e infraestructura, incluso edificios. Si dedicáramos exclusivamente este dinero a financiar investigación básica y aplicada en las universidades, el impacto sería mayor, pero lamentablemente primero hay que equiparnos y ahora estamos en esa fase”, reconoció.
 
Pablo Secada, especialista en políticas públicas y economista de la consultora Marco Lógico, dice que “el sentido de innovación que se maneja actualmente, de repartir a todos un poquito, está equivocado. Miremos los ejemplos de Colombia o Brasil, con Embrapa, que trabajan bajo un esquema diferente, aspirando a los mejores estándares del mundo”, señala a SciDev.Net.
 
Lo que se requiere es concentrar los fondos en [investigar] productos bandera, que levanten el perfil del país y atraigan la atención y no dilapidar la plata entre 25 universidades, añade.
 
Ambos especialistas coinciden en que un mejor uso del canon minero ayudaría a fomentar la investigación. Se trata de un tributo correspondiente al 20 por ciento del total de ingresos y rentas obtenidos por el Estado por la explotación de yacimientos mineros, petroleros y gasíferos, que deben dedicarse a actividades de investigación y desarrollo de CyT en las universidades públicas de las zonas de influencia de dichos recursos naturales.
 
Pero en la práctica, menos del 0,5 por ciento de esos millonarios recursos se dedican a los fines propuestos. Según Barreda, habría unos mil millones de soles (US$445 millones) recaudados por ese impuesto. “Es decir, hay dinero y no se usa”, afirma.
 
Para Secada, con solo US$100 millones anuales destinados a la innovación, “que equivalen a 0,5 % del PBI, tendríamos una inversión que cambiaría completamente la situación actual”.
 
Pero señala que el gobierno peruano no parece tener una posición clara sobre el tema de la investigación científica y las universidades. “Ellos tienen una agenda de reformas que no incluye la CTI, su visión es errada”, sentencia.

Perú tiene 142 universidades, de las cuales 51 son públicas y el resto privadas, pero ninguna figura en lugar destacado en los rankings internacionales de competitividad de las universidades.
 
“La única salida para mejorar la educación superior en el mediano y largo plazo es que se usen los recursos del canon en las universidades públicas, que las privadas inviertan 30% de sus ganancias en proyectos de investigación y que las empresas privadas inviertan parte de sus ganancias para innovar y mejorar sus productos y ser más competitivos”, finaliza Barreda.