26/11/09

Hora de coordinar la ayuda a la ciencia

La marina estadounidense trabajando en Tanzania. En los 90 el país albergó 1.500 proyectos de salud. Crédito de la imagen: Wikipedia/US Navy

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Armonizar los fondos dirigidos a promover la ciencia para el desarrollo haría más eficaz la ayuda, beneficiando a donantes y destinatarios.

En las dos últimas décadas muchos países desarrollados han estado otorgando creciente importancia a la ayuda para el desarrollo. El resultado ha sido un marcado aumento en el número de proyectos individuales y a menudo descoordinados.

En un momento de la década de 1990, por ejemplo, Tanzania albergó más de 1.500 proyectos sólo en el sector salud, cada uno con sus propios mecanismos de monitoreo y financiados por 50 organizaciones distintas.

En 2005, reconociendo que tal fragmentación era un derroche de tiempo y esfuerzo, las agencias de ayuda dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se comprometieron a armonizar sus estrategias de ayuda. Al mismo tiempo, incentivaron a los gobiernos receptores a usar la ayuda de forma más enfocada y coherente.

Hasta ahora el acuerdo, consagrado en un documento conocido como la Declaración de París, ha tenido un éxito relativo. Pero hay pocas dudas de que, con el apoyo de países como Suecia, muchas naciones (incluyendo Tanzania) lentamente están usando la ayuda para el desarrollo de forma más eficaz, por ejemplo, canalizándola a través de planes nacionales coordinados.

Las agencias de ayuda ahora necesitan comprometerse en la aplicación de un enfoque para financiar la ciencia en los países en desarrollo, lo que hasta ahora ha estado ampliamente ausente en los esfuerzos por implementar la Declaración de París. Una coordinación mayor de ambas partes sería ventajosa para todos.

Cambio a ambos lados

Este fue un claro mensaje que emergió en un taller de dos días en Mombasa, Kenia, a principios de noviembre, organizado por la Red para la Coordinación y el Avance de la Cooperación en Ciencia y Tecnología de África Subsahariana y la Unión Europea (CAAST-Net, por sus siglas en inglés).

En la reunión se discutieron formas de aumentar la eficacia de la colaboración entre científicos europeos y africanos en investigaciones financiadas por la Unión Europea (UE) y se destacó la necesidad de mejorar el diálogo entre los dos continentes para fortalecer la asociación en investigación.

Pero quedó claro que un prerrequisito para mejorar la política de diálogo es un cambio de ambas partes.

En Europa se desembolsa demasiada ‘ayuda a la ciencia’ a través de descoordinados acuerdos bilaterales, a veces respondiendo tanto a las políticas extranjeras como a las necesidades locales.

En África, las actividades de grupos e instituciones de investigación refleja demasiado a menudo los intereses de las agencias donantes, más que prioridades determinadas a nivel nacional.

Falta de capacidad

Esta fragmentación de ambas partes puede socavar los esfuerzos para crear el tipo de robustas políticas nacionales de ciencia que se necesitan para usar de forma más efectiva los fondos de los donantes
Por supuesto, muchos otros factores también debilitan los intentos de los gobiernos africanos para establecer una sólida política nacional de ciencia.

Por ejemplo, muchos países africanos sufren un bajo nivel de capacidad de investigación, como resultado del bajo financiamiento crónico para universidades e instituciones de investigación. Y el taller en Mombasa destacó cómo, de manera igualmente importante, ellos suelen esforzarse por manejar eficazmente la investigación, tanto a nivel político como institucional.

Muchos participantes, por ejemplo, reclamaban que los compromisos políticos para aumentar el gasto en ciencia no se reflejan en programas nacionales de investigación, en parte debido a una falta de mecanismos políticos para hacer que esto suceda.

Muchos otros participantes identificaron como debilidades claves la falta de habilidades y capacitación en administración de la investigación dentro de las universidades e instituciones de investigación.

Ambas áreas han sido atendidas en algún grado. El Consejo Ministerial Africano de Ciencia y Tecnología (AMCOST), respaldado por instituciones como UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), está promoviendo esfuerzos para impulsar políticas nacionales de ciencia. Y la Unión Africana, a la cual le reporta AMCOST, está interesándose de forma creciente en el área de administración de la investigación.

Pero se necesita hacer mucho más. Y el compromiso político, tanto de donantes como de receptores, por aplicar el enfoque de la Declaración de París para mejorar la administración de ayuda científica a todos los niveles sería un paso adelante.

¿Burocracia creciente?

Hay inconvenientes potenciales. Más armonización significa inevitablemente más burocracia tanto para los investigadores como para los donantes, en términos de actuar en conjunto con los gobiernos receptores. Un diplomático extranjero preocupado por implementar políticas de ayuda en Tanzania dice que, aunque el proceso de distribuir ayuda está más perfilado, la cantidad de tiempo que pasa en reuniones con autoridades de gobierno es todavía tan elevada como siempre.

Además, dentro de los países donantes es inevitable la resistencia a ceder la flexibilidad de los programas bilaterales por un enfoque más multilateral. Cada país tiende a tener su propia forma de definir la ayuda eficaz, así como también — a menudo por razones históricas — sus socios preferidos para investigar.

Los países en desarrollo, particularmente en África, que se han beneficiado de estas ‘relaciones especiales’ también estarán comprensiblemente reticentes a ceder.

Y establecer un programa nacional que priorice la investigación que refleje necesidades nacionales y, a la vez, fortalezca relaciones entre los resultados de la investigación y su implementación, es una tarea intimidante.

Pero todos estos aspectos debieran verse como desafíos más que obstáculos. En un momento en que tanto los países desarrollados como los en desarrollo están igualmente aceptando la idea de que la ciencia tiene un importante rol en el proceso de desarrollo, un amplio acuerdo político sobre cómo la ayuda a la ciencia puede manejarse de forma más efectiva sólo puede ser beneficioso.

David Dickson
Director, SciDev.Net