14/09/17

Parásitos inactivos de leishmaniasis: de amenaza a control

Flebotomo leishmaniasis
Flebótomo hembra —también conocido como mosquito de arena—, transmisor de la leishmaniasis. Crédito de la imagen: Public Health Public Library /Centers for Disease Control and Prevention (CDC)

De un vistazo

  • Unos 50 mil a 90 mil casos nuevos de leishmaniasis visceral ocurren anualmente en el mundo
  • Estudio encuentra que los parásitos de leishmaniasis hibernan en su huésped por unos siete días
  • Expertos dicen que tal fenómeno podría amenazar su tratamiento y control

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[NAIROBI] Los parásitos que causan leishmaniasis -una enfermedad tropical desatendida transmitida por la picadura de flebótomos- podrían adoptar una fase latente que los haría invisibles ante medicamentos y el sistema inmune del huésped, sugiere un estudio.
 
De acuerdo con la OMS, cerca de unos 50.000 a 90.000 nuevos casos de la forma más seria de la enfermedad, llamada leishmaniasis visceral o kala-azar, ocurren anualmente en todo el mundo. De los nuevos casos de kala-azar que la OMS recibió en el 2015, el 90 por ciento provino de siete países: Brasil, Etiopía, India, Kenia, Somalia, Sudán y Sudán del Sur.

“Hay una necesidad de reconocer la existencia de la enfermedad y de incorporarla en los planes estratégicos de los ministerios de salud”.

Bashir Mwambi, Universidad Internacional de Ciencias de la Salud de Uganda

 
El estudio publicado en la revista PLOS One el 25 de julio por investigadores de Bélgica, Perú y Estados Unidos muestra que los parásitos que causan leishmaniasis son capaces de sobrevivir en un estado latente hasta siete días e incluso más.
 
El biólogo Jean-Claude Dujardin, coautor del estudio, quien además lidera el Departamento de Ciencias Biomédicas en el Instituto de Medicina Tropical Antwerp de Bélgica, dice que el equipo comparó el parásito Leishmania braziliensis en una forma proliferativa llamada amastigote hallada en el flebótomo, y en la forma encontrada en un mamífero huésped, los ratones.
 
Luego los investigadores caracterizaron algunos procesos biológicos clave y descubrieron que toda la maquinaria de síntesis de proteínas estaba apagada, mientras el parásito vivía en un estado de ahorro de energía.
 
Pocos medicamentos están disponibles para tratar esta enfermedad mortal y mutiladora, y muchos de ellos han perdido o están perdiendo su eficacia, dice Dujardin, agregando que las personas afectadas suelen ser pobres. “Esto hace que el desarrollo de nuevos medicamentos no sea una actividad rentable para las compañías farmacéuticas”, explica.
 
Marlene Jara, también coautora y estudiante doctoral en la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en Lima (Perú), y el Instituto de Medicina Tropical Antwerp, dice a SciDev.Net que el parásito permanece latente para asegurar su supervivencia en períodos largos. “Puede ser debido a la resistencia a los medicamentos, lo que significa que el parásito ha adquirido una mutación que le permite, por ejemplo, reducir el medicamento, pero nosotros observamos muchos casos en los que el tratamiento no funciona en la ausencia de la resistencia al medicamento”, explica Jara. “Pero las condiciones ambientales y el mecanismo molecular que dispara este proceso no se han terminado de comprender por completo aún”.
 
De acuerdo con Bashir Mwambi, un microbiólogo y conferencista en la Universidad Internacional de Ciencias de la Salud de Uganda, el parásito que permanece latente amenaza su gestión. Dice además que el estudio sugiere que incluso áreas originalmente declaradas libres de leishmaniasis posiblemente no lo estén, por lo cual la transmisión continua es posible.
 
Mwambi urge hacer énfasis en los métodos preventivos, incluyendo la educación masiva, la necesidad de tamizar la sangre usada en transfusiones para leishmaniasis y aumentar los fondos para la investigación, especialmente en los exámenes de susceptibilidad a medicamentos, para establecer si la resistencia a las medicinas es o no la responsable en aquellos que tienen la enfermedad.

También está la necesidad de desarrollar medicinas dirigidas a las especies en hibernación.
 
Los hallazgos del estudio, dice Mwambi, podrían beneficiar áreas de mayor riesgo, especialmente en el Este africano, América Central y Suramérica.
 
“Hay una necesidad de reconocer la existencia de la enfermedad y de incorporarla en los planes estratégicos de los ministerios de salud”, agrega Mwambi.
 
Este artículo fue producido por la edición de SciDev.Net de África Subsahariana en inglés.