22/05/17

Q&A: Cómo impulsar la bioenergía en mundo en desarrollo

glaucia mendes
Crédito de la imagen: Archivo personal de Glaucia Mendes.

De un vistazo

  • América Latina y África dedican grandes áreas a pastoreo que podrían usarse para producir biocombustibles
  • Evidencia muestra que no hay nexo entre producción de bioenergía e inseguridad alimentaria
  • Bioenergía debe ser parte integrante del planeamiento estratégico de economías globales

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[SÃO PAULO] Usando técnicas de producción de bioenergía ya disponibles sería posible suministrar hasta 30 por ciento de la energía mundial hasta 2050 sin afectar la biodiversidad ni poner en riesgo la seguridad alimentaria de la población, según un informe redactado por científicos de 24 países bajo responsabilidad del Comité Científico sobre Problemas Ambientales (Scope, por su sigla en inglés), una red global que revisa el conocimiento científico sobre cuestiones ambientales.
 
Sólo en Brasil, más de 60 millones de hectáreas, usadas actualmente para pastoreo de baja intensidad, podrían usarse en la producción de biocombustible.
 
Este país es mundialmente reconocido por la producción de ese tipo de combustible. Su éxito es resultado de la iniciativa pionera de producir industrialmente etanol a partir de la caña de azúcar en los años 1970 con el Programa Nacional del Alcohol (Pro-alcohol).
 
Esa política condujo al lanzamiento, en 2003, de vehículos que pueden funcionar con gasolina, etanol o una mezcla de ambos. Los autos con tecnología Flex hoy constituyen la mayor parte del parque automovilístico brasileño, con más de 20 millones de unidades en circulación.
 
Para conocer más sobre la actual fase de producción de biocombustibles en el mundo en desarrollo y los retos relacionados a la expansión de la producción de bioenergía, SciDev.Net entrevistó a Glaucia Mendes Souza, investigadora del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (IQ-USP), coordinadora del Programa FAPESP de Investigaciones en Bioenergía (Bioen) y coeditora del documento.
 

¿Cual el potencial de expansión de la producción de biocombustible en América Latina y África?

 
¡Enorme! Hay al menos 500 millones de hectáreas disponibles para la producción de biocombustible en el mundo. Gran parte de esas tierras están en América Latina y África subsahariana y están siendo usadas para pastoreo de baja intensidad. Solo en Brasil hay 64 millones de hectáreas de tierra que podrían usarse como áreas de producción de biocombustible.
 

¿Es posible la expansión de la producción de biocombustible sin afectar la biodiversidad o poner en riesgo la seguridad alimentaria en esas regiones?

 
Los abordajes exitosos de la producción de biocombustible se basan en una sinergia entre la producción de bioenergía y la seguridad alimentaria. Eso solo puede hacerse mediante inversiones en el desarrollo de nuevas tecnologías para mejorar la infraestructura de producción, adoptar medidas que garanticen la estabilidad de los precios de los alimentos, incentivos a la producción local y al uso de cultivos flexibles que permitan sembrar alimentos y biomasa para bioenergía.

cosecha de caña by Michigan State University
Campos de caña de azúcar, cultivo usado para producir etanol
Crédito: Dennis Pennington / Michigan State University Extension.

Una preocupación actual es que el aumento de la producción de biocombustible podría impactar en el precio de los alimentos. ¿Cómo evalúa esa cuestión?

 
Muchos señalan a la bioenergía como una de las principales causantes del aumento de precios de los alimentos. Sin embargo, tras analizar casi 2 mil estudios e informes sobre el panorama actual de la bioenergía y sus posibles impactos, los investigadores del Scope concluyeron que no hay relación causal inherente entre la producción de bioenergía y la inseguridad alimentaria.
 

¿En términos científicos, cuales son los principales retos para la producción de biocombustible en América Latina y África?

 
Creo que lograr converger la producción de bioenergía con la demanda por alimentos. Ambos continentes deberían invertir en el aumento de la productividad de sus tierras cultivadas, liberando otras tierras para sembrar cultivos bioenergéticos. Además, sería importante integrar la producción de bioenergía a los sistemas de producción de cultivos para suministro de alimentos, invertir en el mejoramiento de plantas para que se adapten a tierras degradadas, establecer incentivos financieros para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y producir bioenergía en tierras improductivas.
 

Hoy, 87 por ciento de la demanda de energía en el mundo es atendida por el consumo de combustibles fósiles y energía nuclear. ¿Cómo revertir ese escenario?

 
Por medio de políticas que estimulen el desarrollo sostenible y el acceso a energía limpia.
 

¿Qué tipos de políticas públicas?

 
Políticas integradas. La expansión sostenible de la bioenergía exige un planeamiento cuidadoso, que involucre al sector público y privado, a la comunidad científica, los productores rurales, entre otros actores. La bioeconomía solo puede desarrollarse plenamente a partir de un nexo entre todos los sectores relacionados, lo que impone retos complejos a los tomadores de decisión. La bioenergía debe considerarse como parte integrante del planeamiento estratégico de las economías globales. Una mejor comprensión de la dinámica de los costos y beneficios a largo plazo puede ayudar a concebir esquemas de financiamiento adecuados e iniciativas que estimulen el desarrollo sostenible de los biocombustibles.


 

¿Brasil ha invertido adecuadamente en el desarrollo científico y tecnológico relacionado a la producción de biocombustible?

 
Si. Creo que la principal iniciativa es el Programa FAPESP de Investigaciones en Bioenergía (Bioen), creado en 2008 para mejorar la productividad del etanol y avanzar en ciencia básica y en el desarrollo tecnológico. En los últimos años se han publicado alrededor de 2 mil artículos científicos como resultado de proyectos financiados por el programa y, hasta 2016, se han invertido alrededor de US$200 millones en proyectos.
 

¿Cuáles son los principales avances científicos y tecnológicos en la producción de biocombustible en Brasil?

 
Gracias al programa de etanol y a investigaciones llevadas a cabo por el sector privado e instituciones públicas de investigación, Brasil obtuvo variedades de caña mejoradas genéticamente y así logró aumentar su productividad desde 49 toneladas por hectárea en 1970 a 85 toneladas por hectárea en 2010. El país también desarrolló programas de mejoramiento genético de la levadura e invirtió en nuevos procesos que resultaron en un mejor rendimiento del etanol, mejoras en la mecanización de la cosecha, automatización industrial, etc.
 

¿Qué lecciones podría extraer África de las experiencias en producción de biocombustible en Brasil?

 
Brasil es mundialmente reconocido por la implementación exitosa de su programa de bioetanol, un ejemplo de que es posible aumentar la producción de biocombustible sin comprometer la seguridad alimentaria. La expansión de la producción agrícola y el aumento de la productividad en bioenergía en el país es resultado de una mejora significativa del ambiente productivo en el sector rural que incluye prácticas agroeconómicas, disponibilidad de servicios y equipamientos y la adhesión a tecnologías modernas. Las lecciones aprendidas en Brasil ya están siendo aplicadas en países de América Latina, África y Asia, que adoptaron el modelo brasileño de producción de etanol y lo están adaptando a sus realidades.

> Enlace al informe de SCOPE

El Programa de Investigaciones en Bioenergía (Bioen), coordinado por Glaucia Mendes Souza, es financiado por FAPESP, uno de los donantes de SciDev.Net.