23/11/16

Reto para América Latina: qué hacer con sus doctorados

planta banco mundial
Crédito de la imagen: Curt Carnemark / Banco Mundial

De un vistazo

  • Brasil, México y Argentina, miembros del G20, invierten poco en CyT comparados con sus pares
  • Aumentar inversiones nacionales en I+D requiere combinar esfuerzos públicos y privados, señala informe
  • Acoplar conocimiento a desarrollo social es otro desafío importante para países latinoamericanos

Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

[BUENOS AIRES] “Hay dos problemas acuciantes para los países latinoamericanos: cómo acoplar el conocimiento al desarrollo social, algo que no se da naturalmente en América latina porque no hay demandas productivas. Y el otro es que para que exista esa demanda hay que insertar doctores en ese sector para poder recurrir a ellos”, afirma el ministro de Ciencia de Argentina, Lino Barañao, al referirse al informe de Innovación 2016 del Grupo de los 20.
 
El informe diferencia los países más potentes y que más invierten en ciencia y tecnología de los latinoamericanos incluidos en el G20 (Brasil, México y Argentina) que resultan más débiles en ese sentido.

Hay dos problemas acuciantes para los países latinoamericanos: cómo acoplar el conocimiento al desarrollo social, y cómo insertar doctores en ese sector para poder recurrir a ellos”.

Lino Barañao, ministro de Ciencia, Argentina

 
“Aumentar las inversiones nacionales en I+D requiere combinar esfuerzos públicos y privados. En las economías más desarrolladas, el sector de negocios gasta más en ese punto”, sostiene el documento, que destaca ese tema como imprescindible.
 
“Todos los países formamos más doctores que lo que los sistemas pueden absorber. En Argentina tenemos unos 1200 becarios por año y entran 300 investigadores, hay que saber qué se hace con los que se forman. Alemania y Corea del sur lo hicieron con demanda privada; ni hablar de la sinergia de Silicon Valley, se da una conexión natural”, agrega Barañao.
 
Él fue el único ministro de la región participante en la cumbre de ministros de Ciencias del G20 realizada en Pekín, China (1º al 4 de noviembre), donde se dio a conocer el informe, aunque muestra cierto desdén por documentos oficiales debido a que, para lograr consenso, deben ser muy generales. “Lo útil está fuera de lo formal”, dice.
 
Uno de los asuntos que encara la ciencia regional y Barañao en particular (sobreviviente a la gestión del gobierno anterior de Cristina Kirchner, de opuesto signo político al presidente Mauricio Macri) es qué hacer con la gran cantidad de investigadores formados en la última década y que no tienen “inserción productiva” ni son ya solventados por los Estados.
 
En el diálogo con SciDev.Net remarcó que su idea es cambiar la sensación de que “la ciencia es como la sinfónica del teatro Colón”, algo que está bien pero no tiene mayor impacto como —afirma— no lo tuvieron los premios Nobel argentinos Bernardo Houssay y Luis Leloir. En ese sentido destacó trabajos conjuntos con empresas privadas como esfuerzos valiosos.
 
Diego Hurtado, titular de historia de la ciencia en la Universidad Nacional de San Martín e investigador del Conicet, ve un panorama menos alentador por el nuevo contexto político regional.

“El informe del G20 explica que el ministerio de ciencia está evaluando cómo medir I+D privada, pero en los ocho primeros meses de 2016 la política del actual gobierno argentino produjo una caída de la actividad industrial superior al 5 por ciento y se orientó decididamente a favorecer a los sectores financieros y primarios de la economía”.

Para Hurtado, “es el carácter trasnacional de las economías latinoamericanas, lo que explica en buena medida la desconexión histórica entre investigación y sectores productivos”.

Enlace al informe G20 Innovation Report (en inglés)