12/01/12

ONU publica primer borrador de declaración Río+20

Varios científicos coinciden en que los seres humanos están ampliando las ‘fronteras planetarias’ Crédito de la imagen: Flickr/Nasa Earth Observatory

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[LONDRES] Las Naciones Unidas ha publicado el anunciado primer borrador de un acuerdo internacional para salvaguardar los recursos de la Tierra. Los países esperan alcanzar un acuerdo final en la Conferencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible (Río+20), que tendrá lugar en Brasil este año (20 al 22 de junio).

El ‘borrador cero’ de la declaración de Río+20 —basado en más de 600 propuestas oficiales realizadas por países individuales, llamados ‘grupos principales’, y organizaciones civiles y no gubernamentales— solicita apoyo a la investigación científica y a la transferencia tecnológica en países en desarrollo; el fortalecimiento de la gobernanza mundial ambiental; y la creación de objetivos de desarrollo sostenible, que podrían complementar y eventualmente reemplazar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) en 2015.  

El documento, titulado “El futuro que queremos”, menciona progresos y contratiempos desde la última de estas reuniones, la ‘Cumbre de la Tierra’, en 1992.

Este artículo forma parte de nuestra cobertura preparatoria de Río+20 —la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible— que tendrá lugar del 20 al 22 de junio de 2012. Para ver otros artículos vaya a Ciencia en Río+20

“Nueva evidencia científica señala la gravedad de las amenazas que enfrentamos”, dice el documento. “Los desafíos nuevos y emergentes incluyen la mayor intensificación de problemas anteriores, lo que exige respuestas más urgentes”. Y hay desafíos especiales para los países menos desarrollados, las naciones en desarrollo sin salida al mar, los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, países de medianos ingresos y naciones africanas.

El documento establece un renovado compromiso político con los principios y planes de acción acordados en la cumbre de 1992, y describe un marco para la transición a una economía limpia.

Los primeros tres años después de que el acuerdo sea pactado (2012-2015) contemplarán el establecimiento de indicadores para evaluar la implementación de la transferencia de tecnología, el intercambio de know-how y la construcción de capacidad. La hoja de ruta de la economía limpia sería implementada y evaluada entre 2012 y 2030, y en 2030 habría una evaluación exhaustiva del progreso.

Los objetivos de desarrollo sostenible serían usados para medir el progreso, y cubrirían los patrones de consumo y producción; los océanos; el acceso al agua y su uso eficiente; ciudades sostenibles; empleos ‘verdes’; trabajo “decente” e inclusión social; reducción del riesgo de desastres y resiliencia.

Estos objetivos estarían establecidos en 2015 y serían parte de una agenda de desarrollo de la ONU post-2015.

El documento dice que hay una necesidad de fortalecer la gobernanza internacional ambiental, y brinda dos alternativas. Una sería fortalecer la capacidad del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) abriendo la admisión a todas las naciones y aumentando significativamente sus finanzas. La otra es crear una agencia especializada similar al Pnuma con un mandato revisado y fortalecido.

Los científicos aplaudieron la prominencia de referencias a la ciencia en el documento, que pidió fortalecer tanto la ciencia como la tecnología relevante para el desarrollo sostenible, como las capacidades de los países para hacer uso pleno de estas disciplinas para lograr los ODM, pero destacó algunas omisiones clave.

El documento también reconoce las limitaciones del Producto Interno Bruto (PIB) como medida del bienestar.

“Acordamos desarrollar y fortalecer más los indicadores que complementan el PIB”, dice.

Las discusiones iniciales sobre el borrador comenzarán en Nueva York a fin de mes (25 al 27 de enero). El documento final, que se espera que sea firmado al terminar la reunión de Río+20 en junio, no será legalmente vinculante.

Enlace al ‘Borrador Cero’ completo en inglés [119kB]

Este artículo es parte de nuestra cobertura sobre Ciencia en Río+20