28/08/08

Reducir la brecha entre la ciencia y la política

Crédito de la imagen: IRRI

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Nuevo estudio confirma el valioso papel de las ‘organizaciones intermediarias’ en el acercamiento entre la comunidad científica y los responsables políticos.

Cuando hace siete años se creó SciDev.Net, una de las convicciones de sus fundadores era que los países en desarrollo necesitaban contar con mejores herramientas para incorporar la información científica a sus procesos de generación de políticas. Considerábamos que nuestra red y nuestro portal serían mecanismos orientados a lograr que esto sucediera.

La necesidad ha sido confirmada por uno de los estudios internacionales de mayor envergadura que hayan analizado la interfaz entre la ciencia y la política de desarrollo. El estudio fue encargado a mediados del año pasado a investigadores del Instituto de Desarrollo de Ultramar de Londres (ODI, por sus siglas en inglés).

Las conclusiones finales acaban de publicarse y surgen de una encuesta electrónica realizada a más de 600 científicos, intermediarios y generadores de política (véase Avalan ‘intermediarios’ en comunicación de la ciencia).

Los resultados de la encuesta, realizada simultáneamente a una revisión bibliográfica y una serie de estudios de caso, son alentadores para quienes ayudaron a que SciDev.Net y otras iniciativas similares se pusieran en marcha. Además, ofrecen perspectivas únicas sobre los desafíos que aún enfrentamos para fortalecer los vínculos entre la ciencia y la sociedad en el mundo en desarrollo.

Mucho por hacer

Una de las conclusiones de la revisión bibliográfica fue que la investigación empírica sobre esa relación es bastante exigua. Las razones son comprensibles, empezando por el propio carácter subdesarrollado de la ciencia en muchas partes del mundo. Sin embargo, esto implica que quien quiera entender algo más que las tensiones observables a simple vista entre la ciencia y la sociedad, debe depender bastante de las perspectivas generadas por países más desarrollados.

En algunos casos, como los propios autores reconocen, aspectos con gran peso en las discusiones académicas del mundo desarrollado han generado escasa preocupación más allá de sus fronteras. Esto es así, por ejemplo, respecto de lo que se describe como la “cientización” de la política: la tendencia a disimular a través de un lenguaje tecnocrático medidas que tienen motivaciones políticas con el fin de ocultar su cariz polémico. No obstante, hay algunas advertencias a las que vale la pena prestar atención, como la necesidad de vigilar que la ciencia no sea utilizada con fines políticos en lugar de ser empleada para mejorar la toma de decisiones.

La revisión y los estudios de caso sacan a la luz asuntos que exigen un examen cuidadoso por parte de la comunidad de investigación de los países en desarrollo. Por ejemplo, en el mundo en desarrollo más que en
otras regiones, hubo un amplio reconocimiento de la importancia que tienen los estrechos vínculos personales entre científicos y políticos a la hora de incorporar la ciencia a la toma de decisiones. Es necesario comprender mejor las implicaciones de esta situación si se quiere fortalecer las relaciones institucionales entre ambas partes.

Priorizar los desafíos

Pero quizá la información más valiosa del informe corresponde a los datos que aportaron los intermediarios, pues entregan tanto un panorama del estado actual de la interfaz entre ciencia y generación de políticas en el mundo en desarrollo, así como una serie de pistas importantes para mejorar su eficacia.

En cuanto a la pregunta sobre los retos para acceder a información científica y técnica, la dificultad más citada fue la escasez de información sobre los desafíos científicos y tecnológicos que enfrentan los países, señalado por más del 60 por ciento de las personas entrevistadas en el África Subsahariana. El segundo problema más mencionado fue la falta de datos actualizados.

A ellos también se les pidió que clasificaran los obstáculos que interferían en la incorporación de información científica a la política de desarrollo. A la cabeza se ubicó la falta de comprensión de los generadores de política y la falta de apertura de los políticos (mencionados por casi dos tercios de las personas encuestadas). Con el 59 por ciento se ubicó la escasa difusión de resultados de investigación.

Curiosamente, cuando se preguntó a los responsables políticos por el tipo de actividades que consideraban más provechosas para aumentar su compromiso con la comunidad de investigación, la respuesta más frecuente fue la generación de oportunidades para intercambiar opiniones con los científicos (mencionada por el 67 por ciento), seguida por otras formas de interacción personal.

Cuando la interacción directa es imposible, organizaciones como SciDev.Net tienen que convertirse en intermediarios entre los científicos y quienes formulan políticas. El estudio identifica las principales prioridades de los intermediarios a través de Internet. Éstos proporcionan artículos de opinión redactados por especialistas sobre temas relevantes para la generación de políticas, así como noticias sobre cómo utilizan la ciencia y la tecnología otros países para solucionar los problemas de desarrollo.

Listos para hablar

Tal vez el resultado más esperanzador que surgió del estudio es que las comunidades científicas de los países en desarrollo están muy interesadas en participar de las discusiones sobre políticas, y que los generadores de política parecen dispuestos a escucharlas.

Por ejemplo, casi el triple de personas entrevistadas en los países en desarrollo se mostraron inclinadas a pensar que los científicos no deberían limitarse a presentar sus resultados a los responsables políticos sino también proponer maneras de integrar esos resultados en las políticas, en comparación con sus pares del mundo desarrollado.

Además, los individuos de los países en desarrollo se mostraron bastante más entusiasmados con la idea de
que la creciente participación de una sociedad informada sobre ciencia redundaría en más desarrollo: el 49 por ciento de los entrevistados consideró clave un mayor compromiso público con la ciencia, contra apenas el 30 por ciento de los entrevistados del Norte.

Es imposible en estas líneas resumir y hacer justicia a la riqueza de los resultados aportados por el estudio del Instituto de Desarrollo de Ultramar. Quien desee conocer más sobre la investigación, puede consultar el informe completo. Pero una cosa es segura: las conclusiones subrayan la importancia de reducir la brecha entre la ciencia y la política de desarrollo, y ayudarán a definir y priorizar las tareas concretas que tenemos por delante.

David Dickson

Director de SciDev.Net