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La gestión sostenible en el Golfo de México requiere la acción conjunta de Cuba, México y Estados Unidos, según Jorge Brenner.

La colaboración científica sobre los recursos comunes del Golfo de México ha sido difícil desde que Estados Unidos estableció un embargo económico a Cuba en 1962.

La investigación se permite a científicos estadounidenses que tengan una licencia especial del gobierno y a los científicos mexicanos se les autoriza viajar a Cuba, pero el estancamiento político implica que sólo unas pocas instituciones han logrado desarrollar proyectos de colaboración entre los tres países. Como resultado, los esfuerzos por conservar las valiosas especies y recursos del Golfo de México están fracasando.

El embargo económico es ampliamente considerado como la principal barrera para la investigación marina internacional y los programas de conservación en el Golfo. Pero, dado que está circundado por tres países, debiera prevalecer una visión de gestión integrada de los recursos comunes por sobre las estrategias políticas de los países individuales.

Esta responsabilidad común a menudo se ve frustrada. Hemos abusado de los recursos ecológicos de la región tratándolos como una fuente de riquezas mientras que hemos fallado en compartir las responsabilidades por su conservación. En mi opinión, esta forma errada de entender el concepto de ‘lo común’ — que le pertenece a todos y a nadie — probablemente ha causado más daño que el embargo económico impuesto a una Cuba casi autoabastecida.

Rico en biodiversidad y ecosistemas

El Golfo de México es rico en biodiversidad y ecosistemas únicos, además de hospedar la única playa de anidación conocida de la tortuga Kemp Ridley, la tortuga marina bajo  mayor peligro de extinción en el mundo.

Los patrones de circulación del Golfo le otorgan una importancia biológica y socioeconómica: aguas del Caribe entran desde el sur a través del Canal de Yucatán, entre Cuba y México y, luego de calentarse en la cuenca, se van a través de la zona norte del Estrecho de Florida, entre Estados Unidos y Cuba, para formar la Corriente del Golfo en el Atlántico Norte, la que ayuda a regular el clima de Europa occidental.

Cerca de la tercera parte del Golfo es una amplia plataforma continental, lo que provee una rica pesquería. La pesca intensiva es el mayor factor que interfiere con el medio ambiente del Golfo y es un área donde los tres gobiernos debieran cooperar para la gestión de este recurso internacional.

En noviembre de 2007 unos 30 científicos marinos y administradores de recursos de Cuba y Estados Unidos se reunieron en Cancún, México. El objetivo era impulsar la colaboración en investigación marina y conservación desarrollando una agenda común que abriera el camino hacia una utilización más sustentable de los recursos del Golfo.  

Los participantes desarrollaron un marco para la investigación conjunta en el Golfo de México y el Caribe occidental sobre arrecifes de coral, tiburones, tortugas marinas, delfines, manejo pesquero y áreas costeras con protección marina. Aunque identificar estos objetivos de conservación es un resultado sólido, el progreso hacia la gestión sostenible de la región requerirá una participación más activa y una comunicación más eficiente entre científicos, grupos de interés y autoridades de gobierno de los tres países.  

Comparación de políticas marinas

Estamos progresando hacia un consenso científico en el Golfo y nos damos cuenta de que la sobreexplotación de sus recursos y la polución están causando un deterioro del medio ambiente. Pero asuntos de gestión locales, tales como el manejo de zonas costeras basado en el ecosistema e iniciativas de la Agenda 21, son todas responsabilidades nacionales importantes para alcanzar una conservación integrada de ‘lo común’.

Autoridades de gobierno, científicos e incluso el público en la región están conscientes de esta situación. Sin embargo, aún necesitamos una comprensión compartida de las políticas internacionales de cada uno, de las oportunidades de conservación y de las ventajas de la colaboración en el manejo, antes de que intentemos hacer cambios a nivel local o nacional.

Asegurar la sostenibilidad de los océanos es un desafío para la gestión regional, pero también ofrece oportunidades. Investigadores del Instituto de Investigaciones Harte para Estudios del Golfo de México, en Corpus Christi, Texas, han comparado las políticas marinas de los tres países con el propósito de hallar estrategias comunes para una mejor gobernabilidad en la región.

Incluso en ausencia de una estrategia regional, podríamos seguir el ejemplo de la Política Marítima de la Unión Europea, que congregó hacia un interés común políticas costeras y oceánicas de varios países. Recientes cambios en las administraciones cubana y mexicana prometen el reestablecimiento de al menos una relación binacional, y la próxima administración de los Estados Unidos podría forjar una alianza más constructiva para mejorar las dinámicas socioecológicas del Golfo.

Un resultado clave de la reunión de noviembre es la formación de grupos de trabajo para cada uno de los temas prioritarios definidos. Esto incrementará la comunicación entre científicos y autoridades de los tres países. Desde 2003 el Instituto de Investigaciones Harte ha conducido siete proyectos de investigación en Cuba, con un presupuesto total de US$365.500 y ha llevado a cabo talleres y actividades de conservación en su costa noroeste.

La próxima reunión apuntará a desarrollar una iniciativa de conservación marina trinacional para el Golfo incluyendo a científicos mexicanos. Esto, a su vez, debiera proporcionar nuevas estrategias y oportunidades para una colaboración más amplia.

Jorge Brenner es investigador de postdoctorado asociado del Instituto de Investigaciones Harte para Estudios del Golfo de México, de la Universidad Texas A&M en Corpus Christi.