26/09/17

Perú en campaña para frenar tráfico de fauna silvestre

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Para camuflar las especies, los traficantes recurren a maletas, tubos de plástico, cajas, trapos, medias, entre otras muchas vías crueles. Crédito de la imagen: Serfor

De un vistazo

  • Perú inicia campaña contra tráfico de fauna silvestre con la mira a 10 años
  • En 15 años se decomisaron 62.000 animales vivos de 318 especies traficadas, 47% amenazadas
  • Campaña “Si compras eres cómplice”, dirigida al público general, es parte de un plan más amplio

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[LIMA] “Por todos los caminos del Perú se trafica con fauna silvestre”, afirma Yovana Murillo, coordinadora del Programa Salud de la Vida Silvestre de Wild Conservation Society-Perú, mostrando un mapa donde se entrecruzan trochas de zonas remotas de los Andes y la Amazonía, lagos, ríos y carreteras que confluyen en ciudades importantes del país. Allí se ubican los ‘puntos de acopio’ desde donde los cargamentos ilegales se distribuyen a destinos nacionales o internacionales.

Para camuflar las especies, los traficantes recurren a tubos de plástico, cajas, trapos, medias; no es de extrañar entonces, la alta tasa de mortalidad de los animales. Por ejemplo, solo sobrevive uno de cada 10 monos choros de cola amarilla (Lagothrix lagotricha) traficados. Además, sumado al hacinamiento —mezclando no solo especies de fauna silvestre con domésticas y nativas—, los animales son mantenidos varios días sin alimento ni agua.

Según cifras del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) de Perú, entre 2000 y 2015 se decomisaron 62.000 animales vivos pertenecientes a 318 especies traficadas, de las cuales 47% están incluidas en la lista de especies amenazadas de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).

Ante estas cifras, Perú inició acciones con la mira a 10 años, un plazo que responde a la magnitud del problema: un mercado firmemente establecido, una riqueza de especies al alcance de la mano, pocos especialistas —apenas 900 para una población de casi 32 millones de habitantes—, mafias organizadas, y la necesidad de cambiar la mentalidad de la población, sintetiza Jessica Gálvez, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre de Serfor.

Por ello, la Estrategia Nacional para Reducir el Tráfico Ilegal de Fauna Silvestre en el Perú, a través de  un plan de acción 2017-2027, fijó metas modestas pero realistas: reducir 50% los mercados donde se vende fauna silvestre, tener al menos seis puestos de control debidamente equipados en salidas internacionales, entre otras.

A nivel mundial, el tráfico de fauna silvestre genera un mercado ilegal de entre US$7.000 millones y US$23.000 millones cada año, y es el cuatro negocio ilegal más lucrativo, después del tráfico de drogas, personas y armas, según estimaciones del Foro Económico Mundial.

(En Perú) una iguana puede costar entre 25-50 soles (US$7 a 14), pero afuera puede cotizarse hasta en US$1.000. Si no atacamos el problema en forma conjunta, no avanzaremos.

Jessica Gálvez, directora de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre de Serfor.

 

Concientización pública

Para colocar el problema en la agenda pública peruana, este 26 de setiembre comenzó la campaña “Si compras eres cómplice”, dirigida al público y que usará los medios tradicionales pero también todas las posibilidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación.

“El público podrá denunciar casos de tráfico usando las redes sociales, aplicaciones, teléfonos inteligentes y llamadas telefónicas. También habrá una campaña de sensibilización a través de la prensa, porque mucha gente no es consciente del enorme daño que se causa a la biodiversidad y al ambiente cada vez que se extrae ilegalmente una especie”, señala Lucas Dourojeanni, director de comunicaciones de Serfor.

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El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) de Perú decomisó, entre 2000 y 2015, 62.000 animales vivos de 318 especies (Foto: Serfor)

Para atacar el problema del tráfico de fauna silvestre, el Serfor convocó a instituciones científicas públicas y privadas del país, centrándose en dos ejes: la demanda y la coordinación multinacional, comenzando con los países fronterizos.

“El papel de la ciencia ha sido fundamental en este trabajo”, afirma Gálvez. “Las entidades científicas nos ayudaron a determinar el rol de cada especie en la cadena biológica, por qué se debe liberar a una especie rescatada, o por qué no”.

El hallazgo más importante de esa colaboración fue comprobar la presencia de más de diez patógenos en las especies silvestres capaces de transmitir enfermedades al ser humano si no se les manipula con los debidos protocolos de control y cuarentena, entre otros cuidados.

La raíz del problema

Resultado de ese trabajo fue la promulgación en agosto de la estrategia nacional a 10 años para reducir el tráfico ilegal de fauna silvestre, además de un plan de acción hasta 2022. Paralelamente, se coordina con Brasil, Colombia, Chile y Ecuador para implementar acciones conjuntas a fin de que los traficantes no se desplacen a esos países.

“(En Perú) una iguana puede costar entre 25-50 soles (US$7 a 14), pero afuera puede cotizarse hasta en US$1.000. Si no atacamos el problema en forma conjunta, no avanzaremos”, afirma Gálvez.

La demanda es grande. Además de quienes gustan tener una mascota “rara”, están los coleccionistas particulares (por ejemplo, los caballitos de mar o hipocampos salen por toneladas a la China, donde valen miles de dólares); los zoológicos internacionales (sí, muchos zoológicos de Europa, Asia, Estados Unidos y Canadá trafican con especies exóticas); la industria biomédica ilegal (esa que ofrece por internet energéticos, afrodisíacos y vitaminas de animales nativos), y las tiendas de mascotas por encargo.

Pero no solo los animales vivos son traficados. “Encontramos de todo: animales muertos, caparazones de tortugas, pieles, cráneos, garras, plumas, animales disecados; todo lo que se pueda vender será traficado porque nos enfrentamos a un verdadero crimen organizado”, sostiene el general Isidro Baella, director de Protección del Medio Ambiente de la Policía Nacional, que tiene a su cargo los operativos contra los traficantes.

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Decomiso de 29 tortugas galápagos (Chelonoidis nigra), del Ecuador, cuando eran transportadas en pésimas condiciones en un vehículo de pasajeros rumbo a Lima (Foto: Serfor).

Para la bióloga Lissette Bermúdez, jefa del área de fauna del zoológico privado de Huachipa, en Lima, el hecho de que Perú cuente con una estrategia, un plan de acción y ponga en marcha una campaña mediática es una excelente noticia.

No obstante, cree que los esfuerzos deben dirigirse primordialmente a los niños, “esos actores pequeños tienen mucho que aportar”, exclama, quizá llevada por lo que vive a diario con niños y niñas que visitan el zoológico donde todos los animales que se exhiben son producto de los decomisos. Es, además, el único zoológico del Perú que realiza investigación científica.

Ella está de acuerdo con la campaña de sensibilización, pero va más allá: “¿por qué no hacer campañas de sensibilización directamente en los colegios?”. Un reto que también podría ser replicado en los cuatro países fronterizos. 

Enlace a la Estrategia Nacional para reducir el tráfico ilegal de fauna silvestre en el Perú

> Enlace a campaña "Si compras eras cómplice"