13/04/16

Pequeñas empresas forestales, claves para el desarrollo

Brasil forestación
Crédito de la imagen: Programa de Aceleración de Crecimiento (Brasil)

De un vistazo

  • Estudio analizó esfuerzos de Brasil, Ghana e Indonesia para impulsar pequeñas y medianas empresas forestales
  • Resultados sugieren que esos países deberían desarrollar leyes y políticas de estímulo más específicas
  • Pese a algunos éxitos, a menudo estas empresas carecen de recursos y conocimientos necesarios para la legalidad

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[SÃO PAULO] Emprendimientos forestales de pequeño y mediano porte podrían contribuir significativamente, y de modo más sostenible, al crecimiento económico local si hubiese leyes más claras para sus actividades y políticas más eficaces de estímulo financiero para que puedan desarrollar su potencial.
 
Así lo concluye un informe publicado por el Instituto Real de Asuntos Internacionales —conocido como Chatham House—, organización británica sin fines de lucro que analiza y promueve la comprensión de los asuntos internacionales actuales.
 
La investigadora Alison Hoare, de Chatham House, analizó los esfuerzos hechos por Brasil, Ghana e Indonesia para desarrollar estrategias de estímulo a esos emprendimientos, enfocados principalmente en la producción de madera.

“Muchas veces las leyes son confusas y muy técnicas, a menudo porque las reglas se han creado teniendo en cuenta las demandas de las empresas madereras de gran escala”.

Alison Hoare, Chatham House

Los emprendimientos forestales de pequeño y medio porte ganan fuerza en muchos países, y son considerados fundamentales para el crecimiento de sus economías rurales.
 
Pero gran parte de su actividad se considera informal, o incluso ilegal. Eso se debe básicamente a políticas mal diseñadas que no les aseguran recursos financieros ni servicios de apoyo. Por eso, muchas de ellas enfrentan obstáculos para funcionar legamente y de modo sostenible.
 
“Muchas veces las leyes son confusas y muy técnicas, a menudo porque las reglas se han creado teniendo en cuenta las demandas de las empresas madereras de gran escala”, dice Hoare a SciDev.Net.
 
Eso, según ella, es un ambiente más propicio a las prácticas ilegales como la deforestación.
 
La investigadora señala que Brasil es uno de los países que crearon algunos servicios de apoyo para pequeños agricultores en algunas regiones, estimulando a muchas familias a formar nuevos emprendimientos forestales económicamente viables.
 
A pesar de algunas iniciativas exitosas, en los países estudiados los avances en la mejora de la legalidad en el sector de pequeña escala son lentos. Por eso, el documento sugiere que esos países deberían desarrollar leyes y políticas de estímulo más específicas, creando bases sólidas para que el sector prospere.
 
Eso podría hacerse mediante la mejora de los servicios de asistencia técnica y de apoyo financiero. “Así, los gobiernos podrían usar el sector para ayudar a combatir los desafíos del cambio climático, la degradación ambiental y el iniquidades sociales”.
 
El biólogo William Laurance, de la Universidad James Cook, Australia, sigue el mismo pensamiento.
 
Para él, la tala ilegal es común entre los pequeños productores rurales en países en desarrollo, que a menudo carecen de recursos financieros y conocimientos técnicos necesarios para la legalidad.

Añade que en muchos países es más fácil trabajar ilegalmente, y que por esta razón los gobiernos tienden a concentrarse en las grandes corporaciones, que poseen los mayores beneficios y las bases fiscales.
 
“Mejorar la situación no va a ser fácil, pues requiere cambios fundamentales en cómo se regula y promueve la silvicultura en pequeña escala”, dice a SciDev.Net. “En realidad, no veo que la situación cambie para los pequeños extractores en el futuro”, concluye.
 
Enlace al estudio completo (en inglés)