28/05/15

¿Qué hacer cuando no se tiene dinero para un museo?

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Crédito de la imagen: Parque Explora

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Una de las conversaciones más interesantes que he tenido hasta ahora en la XIV Reunión de la RedPOP, fue el martes con Derek Fish.
 
Fish es de Sudáfrica y es representante de la Asociación de Centros de Ciencia y Tecnología de África del Sur (SAASTEC, por su sigla en inglés), la organización homóloga de RedPOP en esa zona de África. Además, es director del Centro de Ciencias de la Universidad de Zululand (UniZulu). 
 
“Esta región es el epicentro de la epidemia de HIV y, como resultado de las muertes causadas por la enfemedad, muchos de los niños que nos visitan ya no tienen uno de los padres, es decir, el concepto de familia es distinto allí”, dijo Fish.
 
Y agrega: “Muchos de los niños que nos visitan son de muy bajos recursos y vienen de muy lejos. Un número muy grande de ellos nos verá solamente una vez en la vida”.
 
Fish vino a Medellín como miembro de SAASTEC, para participar en la reunión del Comité Internacional de Programa, responsable por la Cumbre Mundial de Centros de Ciencia, que en 2020 se llevará a cabo en América Latina.
 
En nuestra conversación hablamos de un terreno inexplorado para mí: cómo mantener un centro de ciencias o museo que no tiene dinero para ninguna exposición.
 
Fish logró conseguir más de 150 exhibiciones para su centro de ciencia casi completamente gratis.
 
“La primera fue una casualidad. Conocí a un representante del Museo de Manchester (Reino Unido), en un viaje de trabajo a la India. Durante nuestra conversación me comentó que estaban reemplazando la Galería Xperiment, uno de sus espacios más visitados y cuyas exhibiciones habían tenido por más de 10 años. ‘¿Qué harán con ellas?’, pregunté. Me dijo que las tirarían a la basura, y le pedí que considerara donarlas a nosotros. Terminamos pagando US$2.000 por el envío de un material que nos habría costado más de US$100.000 desarrollar”, me dijo.
 
Al Museo de Manchester le siguió el Museo de Ciencias de Londres, el centro de ciencia belga Tecnópolis, quien donó un módulo sobre el agua; y el museo austríaco infantil Frida y Fred. El primero no solo les donó 80 exhibiciones, sino que además pagó el envío y les facilitó un equipo de expertos que les guió en la instalación y entrenamiento.
 
Para Fish, África y América Latina tienen algo en común: el dinero es escaso. “No hay presupuesto para mantener grandes museos con innovadoras exhibiciones. No somos la prioridad gubernamental porque hay otros problemas que requieren atención inmediata. En el caso de África, además, no tenemos suficiente personal especializado para diseñar estos materiales”
 
Fue una conversación inspiradora: cómo resolver una situación complicada de manera ingeniosa. Pero lo que más me gustó fue que pude imaginar su aplicación también en América Latina.

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