30/09/14

El crecimiento económico, ¿extingue lenguas?

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Cantantes de la lengua Klallam, nativa de América del Norte Crédito de la imagen: Washington State Dept of Transportation / Flickr

De un vistazo

  • Estudio inglés y danés investigó el impacto de la economía y el ambiente en las lenguas con menos hablantes
  • Altas temperaturas y una topografía heterogénea pueden afectar a las lenguas que se hablan con menos frecuencia
  • En América del Norte y Rusia se percibe “el efecto negativo de las lenguas dominantes”

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[CIUDAD DE MÉXICO] El 25 por ciento de las lenguas del mundo están en peligro de extinción, y la economía y el ambiente propiciaron su disminución, afirma un estudio publicado en Proceedings of the Royal Society B (4 de setiembre).
 
Investigadores de las universidades de Cambridge y Oxford, del Reino Unido, y Aarhus, en Dinamarca, entre otras, analizaron la relación entre la distribución global de los lenguajes en riesgo de desaparecer y sus posibles causas, en base a criterios aplicados en la clasificación de especies en peligro de extinción.
 
Encontraron que muchas de las lenguas que se hablan con menor frecuencia tuvieron una disminución de hablantes más evidente en las regiones con alto crecimiento económico.
 
De hecho, países como Estados Unidos y Australia experimentaron la mayor pérdida de lenguas. La lengua nativa norteamericana Klallam o la originaria de los aborígenes australianos Pitta-Pitta, son algunos ejemplos.
 
Según la autora principal del estudio Tatsuya Amano, de la Universidad de Cambridge, las lenguas locales de esas regiones están en serio peligro de desaparecer debido a que sus hablantes siguen disminuyendo.
 
“Esa extinción no implica necesariamente la muerte de sus hablantes. En muchos casos lo que pasa es que, empujados por la necesidad de hablar una lengua que les permita comunicarse mejor en este mundo de lenguas dominantes, abandonan su idioma”, explica el lingüista mexicano Luis Fernando Lara.
 
La disminución de hablantes también está asociada a factores ambientales como altas temperaturas, una topografía heterogénea y un número reducido de zonas climáticas, que promueven la difusión de las culturas —y las lenguas— dominantes y la ausencia de transmisión lingüística de generación en generación.
 
Por ejemplo, altas temperaturas y precipitaciones pueden afectar la producción estable de alimentos durante el año, propiciar la migración de los hablantes de una lengua y ponerla en riesgo de desaparecer.
 
Es el caso de algunos grupos en América del Norte y Rusia, en donde se percibe “el efecto negativo de las lenguas dominantes” como el inglés y el ruso.
 
Los autores concluyen que varias lenguas locales de los trópicos y los Himalayas, regiones que tienen este tipo de geografía y que experimentan un crecimiento económico acelerado, enfrentarán riesgo elevado de desaparecer.
 
“Las formas sostenibles de desarrollo son la clave para nuestro futuro (…) Fomentar el bilingüismo (o trilingüismo) puede ser una solución. Como en Groenlandia, por ejemplo, donde la educación se imparte en el lenguaje local y en danés (lengua nacional)”, dice Amano.
 
Para Lara, no es el crecimiento económico la causa de la extinción de lenguas sino las condiciones globales de comunicación que propician, por ejemplo, la emigración debido a sequías, la destrucción de bosques o la búsqueda de empleo.
 
“El crecimiento económico debe servir para garantizar una vida digna a los ciudadanos (…) Cuando todos puedan defender sus tierras, comunicar las noticias y el conocimiento científico en sus propias lenguas, se estarán respetando sus derechos humanos y el país estará cumpliendo con ellos”, concluye.
 
Enlace al artículo en Proceedings of the Royal Society B