08/07/11

Libertad de prensa: nuevo reto para periodistas científicos

Participantes de la Conferencia Mundial de Periodistas Científicos conocieron cómo se les niega a los periodistas el acceso a los científicos Crédito de la imagen: Pratchaya W.

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Intentos gubernamentales de controlar la comunicación chocan con la demanda pública de responsabilidad y deben ser resistidos por los periodistas.

Hasta hace poco, la desconfianza había sido el mayor obstáculo que impedía a los científicos interactuar con los periodistas en el mundo en desarrollo. Los científicos temen —a menudo justificadamente— ser tergiversados en sus declaraciones o investigaciones por periodistas que no entienden detalles técnicos.

Esto se ha traducido en una reticencia frecuente, incluso a conceder entrevistas. “Vaya y lea mi artículo”, es la respuesta que con mucha frecuencia han dado los científicos a los periodistas que buscan información sobre sus trabajos.

Afortunadamente, eso está cambiando. Los científicos están cada vez más dispuestos a bajar de sus torres de marfil. En Malasia, por ejemplo, se les alienta a ser más abiertos respecto de sus investigaciones y sus implicancias como parte de sus contratos de financiamiento.

A su vez, los periodistas son cada vez más profesionales en sus enfoques, con el apoyo de iniciativas como el programa de capacitación SjCOOP de la Federación Mundial de Periodistas Científicos.

Sin embargo, los antiguos obstáculos a la comunicación están siendo reemplazados por uno nuevo: los esfuerzos de gobiernos e instituciones por controlar el contenido del proceso de comunicación. Tal fue el mensaje central de la muy exitosa Conferencia Mundial de Periodistas Científicos realizada en Doha, Qatar, la semana pasada.

A medida que los periodistas aumentan sus habilidades para buscar ‘noticias detrás de las noticias’, los gobiernos y las instituciones de investigación responden poniendo obstáculos a los periodistas quienes, correctamente, ven que su papel va más allá de reproducir comunicados de prensa o declaraciones oficiales.

El reto para los periodistas científicos es impugnar esta tendencia, que colisiona directamente con las demandas del público por transparencia y responsabilidad, demandas impulsadas por la creciente popularidad de las redes sociales.

Acceso denegado

La transparencia y la responsabilidad en torno a la generación, uso y distribución del conocimiento científico es esencial en momentos en que el abordaje de muchos de los problemas mundiales, desde el cambio climático hasta la seguridad alimentaria, requiere decisiones basadas en sólida evidencia.

Los periodistas científicos cumplen un papel clave en asegurar que esto ocurra. Ellos también pueden ayudar a superar los obstáculos que impiden el uso transparente de la información científica, por ejemplo, poniendo de manifiesto las ocasiones en las que se les ha bloqueado el acceso a la información, o presionando por una legislación que convierta a la transparencia en un requisito para el financiamiento público.

Lamentablemente, los participantes en la reunión de la semana pasada escucharon varios ejemplos de cómo se niega a los periodistas el acceso a los científicos mientras realizan su trabajo

Por ejemplo, Richard Stone, editor de noticias de la revista Science en Asia, explicó a los participantes cómo las autoridades gubernamentales locales de la provincia china de Yunán le prohibieron hablar con los investigadores que estudian una enfermedad inexplicable —conocida como Muerte Súbita de Causa Desconocida de Yunán— pese a que había sido previamente autorizado por el gobierno nacional en Beijing.

Hubo más historias de periodistas que trabajan en otros países. En Egipto, a los periodistas no se les permite contactar directamente a los científicos a pesar de tener un probado historial de información precisa.

El problema no se restringe a los países en desarrollo. Varios periodistas científicos informaron de sus dificultades para obtener información técnica del gobierno japonés sobre el daño a la planta nuclear de Fukushima después del tsunami que golpeó la costa norte del país.

Y, en Canadá, se han introducido nuevas normas que restringen el acceso de los periodistas a los científicos del gobierno. La periodista Margaret Munro dijo que los científicos que estudian el cambio climático ya no pueden hablar libremente con los medios, y dio algunos ejemplos en los que los encargados de prensa grabaron sus entrevistas, luego de que les dieran su consentimiento.

Libertad de prensa

Las restricciones impuestas por razones creíbles de seguridad nacional son, ciertamente, apropiadas. Lo mismo se aplica cuando la confidencialidad comercial está en juego.

Pero intentar amordazar a los científicos que pueden ser críticos a las políticas gubernamentales o informar sobre resultados que pueden resultar embarazosos para las autoridades gubernamentales es un asunto diferente.

Algunos expositores en la reunión de Doha, incluido Stone, sugirieron que los periodistas se opongan a esas restricciones evitando los canales oficiales de comunicación, como los encargados de prensa, y que contacten directamente a los científicos. Esto ahora es más fácil que antes, gracias al correo electrónico y los teléfonos móviles.

Pero esta, sin embargo, es una solución extrema. Si bien puede proporcionar la información que el periodista busca, pone al científico en riesgo, especialmente cuando han sido oficialmente persuadidos de no hablar con los medios. Y puede exacerbar las tensiones entre las instituciones de investigación, las agencias gubernamentales y los periodistas científicos que cubren sus actividades.

Una solución a largo plazo requiere que los gobiernos acepten que la transparencia en todos sus asuntos —incluido el trabajo de sus científicos— es esencial para el funcionamiento efectivo de una democracia moderna. La prensa también debe aceptar que tiene la responsabilidad de usar sabiamente esta transparencia.

Y los científicos pueden dar su apoyo a los periodistas que están buscando que se levanten las restricciones excesivas, tanto dentro de sus instituciones como a nivel político.

La reunión de la semana pasada se trasladó de El Cairo a Doha debido a las constantes incertidumbres sobre los recientes disturbios en Egipto. Y a los delegados se les recordó continuamente que lo que unió a los manifestantes de la plaza Tahir fue el compromiso común con una mayor responsabilidad por parte del gobierno egipcio.

También se recordó que los países desarrollados y en desarrollo han tenido que luchar, durante muchos siglos, por el preciado compromiso de la libertad de prensa que ayuda a hacer posible esta mayor responsabilidad.

La próxima conferencia, que tendrá lugar en Helsinski, Finlandia, dentro de dos años, incluirá, en palabras de los organizadores, un análisis del trabajo de los periodistas científicos alrededor del mundo “a la luz de las nociones del periodo de la Ilustración en cuanto al cuestionamiento crítico y la esfera pública”.

Esta será una excelente oportunidad para analizar en mayor detalle cuán vital es para el periodismo científico que los gobiernos respeten el libre flujo de la información científica. También será una oportunidad para hacer un recuento de las presiones que impiden que esto suceda, y de los pasos necesarios para resistirlas.

David Dickson
Editor, SciDev.Net