28/03/17

Urbanización crece, enfermedades desatendidas también

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Crédito de la imagen: PAHO/FLICKR

De un vistazo

  • Creciente urbanización mundial plantea nuevos retos para gestión de enfermedades infecciosas desatendidas (EID)
  • Hay también escasez de información sobre la transmisión urbana de estas dolencias
  • La superposición entre EID y enfermedades no transmisibles es otro desafío

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La creciente urbanización que experimentan los países desarrollados y en desarrollo plantea nuevos retos para el control, tratamiento y abordaje de las enfermedades infecciosas desatendidas (EID) y para entender mejor cómo surgen en contextos de pobreza.
 
Así lo señala Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de Baylor, Texas, en un editorial publicado en Plos Neglected Tropical Diseases (23 febrero) en el que también advierte que se requieren nuevas iniciativas, como el diálogo entre especialistas de las diversas disciplinas involucradas en la expansión urbana y los científicos biomédicos.
 
Según el experto, el surgimiento de nuevas ‘megaciudades’, lugares con más de 10 millones de habitantes, conllevará la aparición de enfermedades relacionadas con la pobreza como infecciones por arbovirus, leptospirosis, cólera y fiebre tifoidea; e infecciones parasitarias transmitidas por vectores como la esquistosomiasis, enfermedad de Chagas, leishmaniasis y malaria vivax, que actualmente son más propias de entornos rurales y periurbanos. 


Cuadro 1: Alta prevalencia e incidencia de EID  emergentes en ambientes urbanos

  • Infecciones por Arbovirus transmitidas por Aedes aegypti
  • Dengue
    Chikungunya
    Zika
  • Rabia canina
  • Leptospirosis, cólera y fiebre tifoidea
  • Esquistosomiasis y helmintiasis transmitidas por el suelo
  • Enfermedad de Chagas y leishmaniasis
  • Infecciones por protozoarios intestinales

Fuente: Global urbanization and the neglected tropical diseases – Peter J. Hotez 

Estimaciones de las Naciones Unidas indican que para 2030 existirán en el mundo 41 megaciudades, la mayoría en Asia y África, pero también en América Latina, como Bogotá y Lima, ciudad esta última cuyas poblaciones periurbanas y rurales están experimentando una situación de emergencia en los últimos días debido a las inundaciones causadas por los desbordes de los ríos que la circundan.

Hay escasez de información sobre la transmisión urbana de las EID y muy pocas estimaciones de la carga de las enfermedades que distinga modos de transmisión urbana y rural, señala el editorial.
 
“Por ejemplo, en Venezuela ahora estamos viendo transmisión oral de la enfermedad de Chagas además de la transmisión por el vector”, confirma Hotez a Sci.Dev.Net. En su opinión, ello sugiere cambios en las cepas o subpoblaciones locales como también en los hospederos de las zoonosis —enfermedades que pueden pasar de animales a humanos—, lo que causa diferentes tipos de enfermedad y modos de transmisión.
 
Otro reto de la expansión urbana en términos sanitarios lo constituye la superposición que se evidencia en algunos países de menores ingresos entre las EID y las enfermedades no transmisibles.
 
“Recién estamos comenzando a entender la co-morbilidad —la presencia de enfermedades coexistentes o adicionales en relación con el diagnóstico inicial— entre ambas en los entornos urbanos”, confirma.
 
“Sabemos ya que la diabetes o la hipertensión son una mala combinación para la TB y el dengue, por ejemplo en la India; pero esto se convertirá en un tema dominante para las EID en las Américas en los próximos años”, pronostica.
 

Cuadro 2.

  • Enfermedades cuya transmisión se busca interrumpir o eliminar para 2022 en las Américas
  • Tracoma (la principal enfermedad infecciosa causante de ceguera en el mundo)
    Enfermedad de Chagas
    Rabia humana transmitida por perros
    Filariasis linfática (enfermedad infecciosa conocida como elefantiasis)
    Lepra, teniasis y cisticercosis humanas
    Oncocercosis (ceguera de los ríos)
    Esquistosomiasis (enfermedad infecciosa causada por un parásito)
  • Enfermedades cuya transmisión se busca interrumpir o eliminar para 2022 en las Américas
  • Equinococosis quística (hidatidosis)
    Fascioliasis (enfermedad parasitaria conocida como duelas del hígado)
    Peste humana
    Leishmaniasis (cutánea y visceral)
    Geohelmintiasis (lombrices intestinales)

Fuente: “Plan de acción para la eliminación de las enfermedades infecciosas desatendidas y las medidas posteriores a la eliminación 2016-2022”, aprobado por el Consejo Directivo de la OPS.


“Necesitamos un mejor diálogo entre epidemiólogos y planificadores urbanos. De hecho, necesitamos conversar entre diferentes disciplinas, incluyendo expertos en migración humana, cambio climático y economía, para entender la expansión urbana de estas enfermedades. No es un diálogo confortable para los científicos biomédicos pero es necesario”, subraya.
 
Santiago Nicholls, asesor regional en enfermedades infecciosas desatendidas de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dijo a SciDev.Net que el editorial de Hotez está muy bien documentado y toca un tema “extremadamente complejo” y es una “respetable opinión” de alguien que conoce a fondo el tema.
 
Nicholls reconoce que las EID imponen una gran carga social y económica a los grupos marginados, que contribuyen a perpetuar el ciclo de la pobreza, pero informa que para 2022 el continente busca eliminar ocho de ellas y controlar otras cinco, contenidas en el plan de acción aprobado en setiembre pasado por los ministros de Salud de los estados miembros.

Señala que los esfuerzos para el control y vigilancia de las EID son constantes, especialmente frente a las nuevas amenazas globales de crecimiento demográfico y urbano, cambio climático, migración y deforestación.
 
“En la región los afrontamos mediante intervenciones integrales de salud, con colaboraciones intersectoriales y transversales que nos permiten atender las necesidades de salud de los grupos desatendidos: personas pobres que viven en zonas rurales de difícil acceso, habitantes de barrios pobres y marginales periurbanos, comunidades indígenas y asentamientos de personas de ascendencia africana, personas encarceladas e inmigrantes y refugiados”, concluye.
 
Enlace al artículo completo en Plos Neglected Tropical Diseases