15/11/12

Entender la incertidumbre para prevenir crisis humanitarias

Históricamente, entidades de cooperación tienden a manejar las crisis después de que ocurren. Crédito de la imagen: Flickr/ IHH Humanitarian Relief Foundation/TURKEY

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Diálogo permite a científicos y comunidades tratar información incierta dicen Emma Visman y sus colegas expertos en políticas humanitarias.

A la comunidad internacional de ayuda humanitaria y desarrollo no le gusta la incertidumbre. Aunque es cada vez más eficaz en muchos aspectos, las recientes crisis en África occidental y oriental han puesto de manifiesto deficiencias de larga data en la forma en que esta comunidad enfrenta la información no confirmada sobre riesgos emergentes y futuras amenazas.

Si tomamos las advertencias previas a la crisis alimentaria de 2011 en el Cuerno de África, veremos que parte del problema fue que estaban basadas en las probabilidades de los pronósticos de lluvia y en sus posibles efectos sobre los medios de subsistencia en ganadería y agricultura.

El resultado fue que a pesar de estas advertencias, el sistema humanitario fracasó en responder a una escala adecuada antes de las declaraciones de emergencia y de la atención generalizada de los medios de comunicación, es decir cuando ya no había incertidumbre. La ocasión de prevenir la crisis se perdió.

Mientras que los actores internacionales de ayuda humanitaria y desarrollo tratan de resolver esta situación fortaleciendo los sistemas para construir más capacidad de recuperación ante las emergencias, con frecuencia tales esfuerzos no logran fomentar el tipo de diálogo que se requiere para manejar el riesgo y comprometer realmente a las comunidades que están en esa condición.

Capacidad de manejo del riesgo

Históricamente, las instituciones de cooperación tienden a manejar las crisis después de que han ocurrido, en lugar de hacer que la gestión del riesgo sea una forma de anticiparse a las emergencias. Una manera de construir la capacidad de manejo del riesgo es reducir la brecha entre los ‘proveedores’ y los ‘usuarios’ de la información científica, para promover el entendimiento de la incertidumbre.

Desde 2009, el Programa Futuros Humanitarios del King’s College de Londres ha desarrollado un intercambio entre científicos del clima de Kenia, Senegal y el Reino Unido con una serie de organismos no gubernamentales (ONG). Usando enfoques innovadores de diálogo, el programa alienta a estos grupos a trabajar con información científica y el riesgo mediante formas novedosas.

El intercambio incluyó un enfoque de taller desarrollado por Arame Tall, consultor de cambio climático, que fomentó el diálogo sobre el conocimiento científico, las necesidades de información sobre el clima por parte de las comunidades en riesgo de inundaciones o sequías, y los procesos de gestión de riesgo.

Otro enfoque de diálogo es el de ‘participación descendente’ desarrollado como parte del proyecto de Dominic Kniveton, científico climatólogo del Reino Unido. Identifica los eventos sociales o políticos que desencadenan el recuerdo de los principales eventos relacionados con el clima y luego los compara con las observaciones y pronósticos científicos para ayudar a las comunidades a desarrollar la comprensión de cómo una información puede ser ‘correcta’ en un nivel y ‘equivocada’ en otro.

Como parte de una iniciativa similar en Asia, la Red de Aplicaciones de Pronósticos Climáticos (CFAN por sus siglas en inglés) y el Sistema Integrado Regional de Alerta Temprana para Riesgos Múltiples (RIMES por sus siglas en inglés) han desarrollado sistemas de alerta temprana de inundaciones que ayudan a las comunidades en riesgo a salvaguardar sus medios de subsistencia.

Cuando, como parte del programa CFAN, los meteorólogos explicaron que quizás siete de cada diez pronósticos son correctos, los agricultores participantes de Bangladesh reconocieron el valor de esta información. Como lo expresó un agricultor: "solo Dios conoce el cien por ciento de lo que va a pasar. Ahora mismo, corremos riesgos cada año y eso quiere decir que tenemos razón con la misma frecuencia con que nos equivocamos. Setenta por ciento significa que voy por delante".

Beneficios del diálogo

Este y otros enfoques de diálogo revelan que la gente es capaz de tomar decisiones en situaciones de incertidumbre.

Cuando se realizaron actividades de intercambio en Mbeere, Kenia, los grupos de agricultores se comprometieron a participar en la información probabilística una vez que se les explicó y probaron los ejercicios de diálogo.

Nunca se les había explicado la naturaleza probabilística de los pronósticos estacionales (se les había entregado información previamente en un lenguaje más determinista o incluso en formatos y canales inaccesibles), y no habían sido informados de las formas de traducirlos en opciones para tomar decisiones sobre sus medios de subsistencia, que fue lo que el enfoque de diálogo les proporcionó.

En 2011, cuando se emitieron los pronósticos estacionales de las primeras lluvias ‘cortas’, los agricultores que participaron en el proyecto keniano informaron que o habían sembrado cultivos de maduración precoz o habían usado técnicas que podían soportar la interrupción temprana de las precipitaciones.

En una revisión de las actividades de diálogo realizada en 2012, los agricultores atribuyeron las mejoras significativas en los rendimientos a las decisiones que tomaron basándose en una mejor comprensión de los pronósticos estacionales.

Y en la iniciativa de Bangladesh, alrededor de 3.000 hogares estuvieron mejor preparados para proteger sus activos ganaderos, pesqueros, agrícolas y domésticos, ahorrando en promedio cada uno US$400 debido a un mejor entendimiento de la información de predicción de inundaciones.

Una mezcla de información

En todos los casos, el diálogo entre diferentes actores y en doble vía es fundamental. Es un error ver a los científicos simplemente como dispensadores de la información que será usada por las comunidades y los profesionales.

Más bien, el diálogo proporciona una oportunidad para la ‘co-creación’ de información científica. También conduce a ‘clientes’ más exigentes, que están mejor capacitados para hacer el tipo de preguntas correctas sobre la emergente ciencia climática.

Y hay oportunidades para mezclar diferentes tipos de conocimiento climático, desde las fuentes indígenas hasta la ciencia producida por la academia, con el propósito de construir confianza, desarrollar nuevas fuentes compartidas de información y apoyar el ‘descenso’ de la información científica hasta los niveles geográficos relevantes para las comunidades en riesgo.

En el oeste de Kenia, por ejemplo, el Departamento Meteorológico está combinando las técnicas de los meteorólogos indígenas, -como observar la floración de los árboles y los movimientos de especies sensibles al clima (bioindicadores)- con los modelos científicos, para crear un pronóstico estacional que incorpore ambos tipos de información.

Prepararse para riesgos futuros

El sistema formal de ayuda humanitaria y desarrollo continúa batallando con información incierta sobre el riesgo, mientras que la variabilidad y el cambio climático, y las tendencias demográficas están concitando más emergencias pequeñas y medianas.

El enfoque de diálogo ofrece potencial para un renacimiento científico: identificar formas más pertinentes de usar el conocimiento científico existente; permitir que las preocupaciones de las comunidades en riesgo reorienten la agenda de investigación, e identificar nuevas oportunidades para abordar futuras crisis.

Este enfoque podría ser eficaz en emergencias de lenta aparición, como las hambrunas. Pero también podría tener beneficios en eventos rápidos, como los tsunamis, mediante el fortalecimiento de los sistemas de rendición de cuentas y la participación de las comunidades en el manejo de riesgos.

A través del diálogo, se puede desbloquear el potencial de la información científica para evitar pérdidas de vidas y destrucción de los medios de subsistencia.

Emma Visman es gerente de Grupos Futuros del Programa Futuros Humanitarios del King’s College de Londres, Reino Unido; Benedict Dempsey es asesor principal de asuntos humanitarios de Save the Children en Londres, Reino Unido; y S. H. M. Fakhrudding es jefe del equipo de hidrología del Sistema Regional Integrado de Alerta Temprana de Peligros Múltiples (RIMES por sus siglas en inglés) en Pathumthani, Tailandia. Se puede contactar a Emma escribiéndole a: [email protected].