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A menos que el agua ocupe un papel más central en las decisiones relacionadas con crisis como el cambio climático y la seguridad alimentaria, podría surgir una crisis mundial de escasez de agua, que conduciría a conflictos políticos e inseguridad, señala un nuevo informe.

El documento exhorta a los gobernantes, al sector privado y a la sociedad civil a poner el agua en el centro de sus pensamientos, destacando el papel esencial que este recurso cumple para poder alcanzar el desarrollo sostenible y los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

El informe ‘El Agua en un Mundo Cambiante’ es una evaluación de los recursos mundiales de agua dulce preparado por el Programa de Evaluación del Consejo Mundial del Agua de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

Dice que la advertencia sobre una potencial severa escasez de agua no ha sido difundida debidamente entre la comunidad política. También resalta que existe una gran brecha de investigación sobre el significado de los recursos hídricos, especialmente en los países en desarrollo, y advierte que una información incompleta conduce a predicciones incorrectas.

Si el agua no se vincula a otros problemas como la crisis de alimentos “otras crisis pueden intensificarse y empeorar las crisis locales de agua, convergiendo en una crisis mundial del recurso y conduciendo a inseguridad política y conflictos de diversos niveles”, subraya el informe.

Insta a los políticos responsables de decisiones esenciales sobre objetivos de desarrollo y recursos financieros a actuar inmediatamente en estos campos.

El informe también llama a adoptar un enfoque más holístico en la predicción de futuras presiones sobre los recursos hídricos mundiales, pues considera que las actuales predicciones son “obsoletas, incompletas o sectoriales”.

Todas las amenazas externas a los recursos hídricos mundiales –incluidas las fuerzas naturales como el cambio climático y los factores humanos como las dinámicas de población, el aumento en el comercio internacional de bienes y servicios, y los cambios en los estilos individuales de vida— deben incorporarse a las predicciones, indica.

“Las causas no deben considerarse independientemente de factores socioeconómicos o políticos relacionados, o de otras causas”, continúa.

También se requieren datos más completos sobre la cantidad y calidad de agua si se quiere que los recursos hídricos sean adecuadamente manejados y las necesidades futuras estimadas de manera precisa, según el informe. Agrega que mientras tecnologías como la teledetección y la modelación han tenido avances significativos, esos progresos se han visto obstaculizados por una falta de capacidad para validar observaciones sobre el terreno.

“No cabe duda de que los datos hidrológicos globales son insuficientes tanto en cobertura espacial como en frecuencia de las observaciones. Por otra parte, las redes de observación hidrológica están empeorando en muchos países debido a cambios en las prioridades nacionales de inversión y a la disminución de las capacidades humanas”, anota el informe. Los datos sintéticos generados no pueden sustituir a las observaciones del mundo real”, añade.

Los asuntos de política y seguridad, la falta de protocolo y el limitado acceso físico a los datos significa que la información no está siendo socializada, obstaculizando los proyectos globales y regionales que se basan en documentación compartida y causan brechas en la observación.
El informe, presentado hoy (12 de marzo) está acompañado de una serie de estudios de caso en países seleccionados como Camerún, Sudán y Suazilandia.