Enviar a un amigo

Los detalles proporcionados en esta página no serán usados para enviar correo electrónico no solicitado y no se venderán a terceros. Ver política de privacidad.

[LIMA] Al llegar a Lima, la capital del Perú, para la cobertura de la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 20), no podemos dejar de reflexionar sobre algunas realidades que sirven de contexto a la reunión de este año.

Para empezar, el mundo no avanza hacia la meta de mantener el calentamiento global dentro del umbral de los dos grados centígrados. Los científicos ahora están en capacidad de ofrecer un panorama más claro de lo que el mundo puede esperar sin una acción inmediata y drástica: para fines de siglo la temperatura media mundial podría llegar hasta los 3.6 grados en un escenario sin cambios, según la iniciativa de política climática de la Agencia Internacional de Energía. [1] La devastadora alteración de los sistemas naturales y humanos que se espera como resultado ha sido subrayada en innumerables ocasiones: la extinción de las especies animales y vegetales, y las amenazas a la seguridad alimentaria son solo dos ejemplos. 

Sin embargo, aún se carece del dinero requerido para frenar este proceso antes de que sea demasiado tarde. Los informes recientes confirman que las inversiones climáticas mundiales  de los sectores público y privado, gastadas principalmente en la implementación de estrategias de mitigación, son insuficientes para lograr la transición del mundo a una economía baja en carbono. Y cuando los fondos se materialicen, el reto será cómo distribuirlos de manera efectiva, aprovechando la evidencia científica para informar a los formuladores de políticas y establecer prioridades para salvaguardar el planeta sin comprometer los esfuerzos de los países para desarrollarse de manera sostenible.

La conferencia es una gran oportunidad para hacer un balance de la situación de los países en cuanto a su acción climática y cómo están delineando sus agendas climáticas, y para airear una conversación que el resto de año se da a puerta cerrada

Estos son algunos de los desafíos que los delegados de los 195 países miembros tendrán en mente en la apertura de la COP20.

Es alentador que el texto de la negociación declare que la ciencia debe ser parte del marco para la evaluación de compromisos adecuados e imparciales en cuanto a la financiación pero también en adaptación, tecnología y desarrollo de capacidades. [2] El borrador también especifica que los compromisos deben ser sensibles al género, ser participativos, tomar en cuenta a los grupos vulnerables y basarse en el conocimiento científico y el tradicional.

La conferencia ha sido considerada por los medios y la comunidad internacional de formuladores de políticas como una mera transición para la cita del próximo año en París, donde las partes se han propuesto firmar un acuerdo legalmente vinculante para reducir las emisiones globales, que entrará en vigencia en 2020. Entonces, ¿por qué estamos hablando de la reunión de este año? De hecho, es mucho lo que vale la pena explorar.

La conferencia es una gran oportunidad para hacer un balance de la situación de los países en cuanto a su acción climática y cómo están delineando sus agendas climáticas, así como para airear una conversación que el resto del año se da a puerta cerrada.

La importancia de este evento radica no solo en el progreso de los acuerdos internacionales, sino también en el interés del público en él y en su poder para dar voz a partes interesadas clave, incluyendo los científicos y las comunidades vulnerables a los impactos del cambio climático.

Detrás de cada protocolo de negociación firmado una vez al año, subyace el esfuerzo continuo de parte de los investigadores, las ONG, el sector privado, los gobiernos locales y las comunidades para integrar la adaptación y la mitigación en el tejido de la vida cotidiana de las personas.

La transferencia tecnológica, el equilibrio entre la necesidad de acciones internacionales e intervenciones apropiadas a nivel local, y el diseño de programas de adaptación que puedan trabajar eficazmente son algunas de las cuestiones prácticas clave para la negociación y puesta en vigencia de los tratados internacionales.
No vamos a salir de esta conferencia con un acuerdo histórico sobre la mitigación de dióxido de carbono en el bolsillo. Inclusive un borrador del documento, un punto de partida para la reunión del próximo año, sería un éxito inesperado.

Pero en las próximas dos semanas, esperamos ponernos al día con las políticas, el pensamiento actual, la ciencia y los movimientos de base mientras el mundo se enfrenta al cambio climático. La COP20 es la plataforma para que este complejo debate dé un paso adelante.

Manténgase al día con la cobertura de SciDev.Net sobre la conferencia en las próximas dos semanas desde nuestra página dedicada a la COP20 y síganos en @SciDev.Net, en twitter para las actualizaciones más recientes. 

La versión original de este blog se publicó en la edición global de SciDev.Net

References

[1] Barbara Buchner and others The global landscape of climate finance (Climate Policy Initiative, 2014)
[2] UN Framework Convention on Climate Change Non-paper on elements for a draft negotiating text (UN, 2014)