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[LIMA] Nadie duda ya del rol fundamental que cumplen las mujeres indígenas en la conservación y manejo de los recursos naturales y forestales, y en la preservación y transmisión de saberes ancestrales.
 
¿Por qué, entonces, sus voces y propuestas no son tomadas en cuenta en los espacios de participación pública si tienen tanto que decir en temas como políticas públicas, tenencia de la tierra o gestión sostenible de recursos, entre otras áreas? 
 
En el Foro Internacional Mujeres Indígenas, Territorio y Cambio Climático: Retos y Oportunidades hacia la COP 20 (15-16 de julio) al que asistí en Perú pude comprobar nuevamente el empoderamiento alcanzado por las mujeres de los pueblos indígenas en los últimos años, su aplomo para plantear los temas que les incumben y la enorme energía que brota de  ellas cuando se trata de defender sus derechos.
 
Asistieron 60 mujeres llegadas de pueblos indígenas de 13 países de América Latina, Asia y África, con el propósito de elaborar una propuesta unificada e incorporarla en las negociaciones de la próxima Conferencia de las Partes (COP 20) sobre Cambio Climático a realizarse en diciembre en Lima.
 
Al final emitieron una ‘Recomendación para los Estados’ que reafirma los derechos colectivos de las mujeres indígenas a la tierra y aboga por mayores espacios en los procesos nacionales e internacionales de toma de decisiones. El documento fue entregado a un panel de autoridades peruanas de alto nivel y a responsables de la COP20.
 
Pero hubo una ausencia notable: la comunidad científica.
 
En el cambio climático, los pueblos indígenas tienen mucho que aportar y muchas experiencias alrededor del mundo lo demuestran. Pero, como lo reconocieron las mujeres de este foro en uno de sus documentos: “Lamentablemente, el conocimiento y sabiduría desarrollados por tantos años no nos alcanzan para responder”.
 
La ciencia puede apoyarse en la sabiduría ancestral, pero también puede ayudar en los procesos de mitigación y adaptación al cambio climático allí donde los conocimientos tradicionales no son suficientes.
 
De otro lado, como bien lo señaló la viceministra de la Mujer, del gobierno peruano, Marcela Huaita: “si exigimos que las políticas públicas estén basadas en la evidencia, es importante contar con esas evidencias”.
 
La viceministra de Interculturalidad, Patricia Balbuena, fue más allá: “(la comunidad científica y académica) debe lograr que no solo lo escrito tenga peso, incorporando los saberes orales de las mujeres”.
 
He aquí algunas tareas concretas. Espacios como estos deben ser aprovechados para tender puentes entre ciencia y saberes ancestrales porque ambos tienen mucho por ganar.