11/06/09

África y sus Derechos en la REDD

Más del 70 por ciento de la población africana depende de los recursos forestales para su sobrevivencia Crédito de la imagen: USAID/D.Ka

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Con el fin de obtener lo mejor de y para África, los negociadores de la REDD deben escuchar su punto de vista, dice Godwin Kowero, jefe del Forum Forestal Africano.

En el periodo previo a las negociaciones sobre cambio climático que tendrán lugar este año en Copenhague, la comunidad internacional viene debatiendo intensamente las propuestas para mitigar el fenómeno, incluyendo las estrategias para la reducción de emisiones provenientes de la deforestación y la degradación de los bosques (conocida por sus siglas en inglés REDD).

Los bosques africanos –que abarcan 635 millones de hectáreas y representan el 16 por ciento de los bosques del mundo– están concitando una atención cada vez mayor, en parte, debido a su potencial como sumidero de dióxido de carbono. Y también porque el uso insostenible del suelo, incluyendo la expansión agrícola, las cosechas con propósitos comerciales y la urbanización, están provocando altas tasas de deforestación y degradación de los bosques en el continente, convirtiéndose en un obvio objetivo de las estrategias de la REDD.

Perspectivas africanas

Pero a menos que las perspectivas forestales del África sean incluidas en los debates globales sobre el cambio climático, las políticas de la REDD corren el riesgo de ser insuficientes o inapropiadas.

El trabajo de la REDD para África significa reconocer la complejidad y diversidad de sus bosques. La forma en que la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático define actualmente el ‘bosque’ limita seriamente las tierras que podrían beneficiarse de la REDD en África. Por ejemplo, gran parte de los bosques secos –que constituyen la mayor parte de los bosques naturales de África– quedarán excluidos.

También significa aprender de los errores de las estrategias actuales, en particular de los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL). Los procedimientos, costos y capacidades requeridas para desarrollar proyectos calificados de MDL, sumados a las incertidumbres políticas y de tenencia de la tierra, así como a un clima inestable de inversión en algunos países, obstaculizan seriamente la participación de África en este mecanismo. En comparación con otras regiones del mundo, ha habido poco interés en los MDL en África.

Para la REDD existe el desafío adicional de cómo supervisar y medir el impacto de las acciones, en particular cómo establecer las líneas de base. Muchos de los bosques naturales en África no cuentan con formas de manejo o administración, lo que hace muy difícil determinar la cantidad de carbono que poseen. Un primer requerimiento para la REDD en África, entonces, será poner a los bosques bajo un manejo efectivo y asegurar la propiedad de todos los bosques y árboles.

Asimismo se necesitan con urgencia datos precisos de la cobertura forestal, la deforestación, la degradación y la productividad de la biomasa.

Bosques y árboles: sustento de la vida

Quizá más importante aún, hacer que la REDD trabaje para África significa reconocer el papel crucial que los bosques y los árboles tienen para el desarrollo socioeconómico del continente y abordar las causas subyacentes de la deforestación y la degradación. Los bosques y los árboles sirven de respaldo a sectores clave en muchas economías africanas, lo cual incluye la agricultura y la ganadería, la energía, el turismo y el agua. Más del 70 por ciento de la población del continente depende de los recursos forestales, principalmente para energía, así como para apoyar otras necesidades de sobrevivencia. Los bosques son cruciales para mantener la calidad del medio ambiente local, así como para proporcionar servicios y bienes públicos internacionales.

El cambio climático constituye una amenaza significativa para los bosques africanos y su papel en la sociedad. La producción agrícola y, en general, el acceso a los alimentos a través del continente pueden verse severamente comprometidos. Tan sólo con tecnología agrícola básica y bajos ingresos, muchos agricultores africanos tendrán pocas opciones de adaptación e inevitablemente dependerán más de los recursos forestales naturales para sobrevivir.

Por lo tanto, cualquier estrategia que aborde el cambio climático en África debe también mejorar las condiciones de subsistencia de las poblaciones que dependen del bosque. Pero no está claro de qué manera el grueso de la población africana que depende de los bosques naturales para su subsistencia podría acceder a ello, o recibir apoyo alternativo para su subsistencia, bajo la REDD.

Hay mucho más por hacer

De todas maneras hay intervenciones que podrían reducir significativamente la deforestación y la degradación en los bosques africanos. Estas incluyen el apoyo a la intensificación de la agricultura y la ganadería alrededor de los márgenes del bosque, mejorar la eficiencia y conservación de la energía doméstica e industrial, promover una cosecha eficiente y sostenible de los bosques y productos maderables, mejorar la eficiencia en el procesamiento de la madera, y diversificar las opciones de subsistencia para los pobres. Para que la REDD sea efectiva en África, se deben tener en cuenta estas necesidades.

El apoyo a los actuales programas y proyectos forestales nacionales y la implementación de los acuerdos internacionales pertinentes, como la Convención sobre la Diversidad Biológica, también ayudará considerablemente a lograr los objetivos de la REDD. Todos ellos están ya orientados contra la no deseada deforestación ni degradación.

Hay mucho más que el sector forestal africano y los gobiernos nacionales pueden hacer para asegurar que las negociaciones globales en la REDD sean efectivas y sirvan a los intereses de África. Lo primero es alentar al sector a comprometerse, mediante una mayor sensibilización sobre el cambio climático dentro del propio sector.

Pero otros sectores también deben ser más concientes de estos problemas, especialmente de las interrelaciones entre la alimentación, la agricultura, la energía y los bosques. Las políticas agrícolas, por ejemplo, deben coincidir con la política medioambiental en su conjunto. Y la energía, urbanización y políticas de vivienda deben armonizarse con la política forestal.

Se requiere mayor investigación acerca de cómo se pueden adaptar los bosques africanos al cambio climático. El conocimiento de base de África y su capacidad para que el sector forestal responda al cambio climático es débil. La comprensión de cómo responden las especies individuales al cambio climático, especialmente las dominantes y los ecosistemas críticos, es de suma importancia para la adopción de estrategias efectivas de adaptación forestal.

Los bosques africanos pueden ayudar a mitigar el cambio climático y a adaptarse a sus efectos adversos. Pero hacerlo significa involucrar tanto a la comunidad forestal de África, así como a otras partes interesadas, en las negociaciones climáticas globales.

Godwin Kowero es Secretario Ejecutivo del Foro Forestal Africano en Nairobi, Kenia.

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