Por: Cecilia Rosen
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El episodio climático de El Niño, que desde 2015 se presentó con una potencia inusitada, habría sido causado por vientos cálidos acumulados en el mar desde 2014, según un estudio.
El Niño –también llamado ENSO (El Niño Southern Oscillation)— es un calentamiento que ocurre en el Océano Pacífico ecuatorial causando cambios significativos en el clima. Cuando esta corriente se enfría se le conoce como La Niña; ambos fenómenos se dan de manera cíclica cada dos a siete años y provocan cambios bruscos en los patrones de temperatura y lluvias del planeta.
Durante abril y mayo del 2014 los especialistas pensaron que se estaba formando El Niño por el registro de fuertes vientos. Al no desarrollarse para el invierno de ese año, sino a finales del 2015, investigadores del Laboratorio Ambiental Marítimo del Pacífico de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) se preguntaron el por qué, y si los dos fenómenos estaban vinculados de algún modo.
Al observar los patrones de cambios en las temperaturas del mar, así como de los vientos y volúmenes de agua cálida en el Pacífico entre 2014 a 2016, encontraron que El Niño actual se formó debido al calor acumulado en el océano.
Conforme se desarrolla El Niño y madura a su fase más fuerte, el agua cálida va desde la región ecuatorial hacia los polos. Al no ocurrir esto en 2014, el agua acumulada sirvió de “reservorio del calor” que el año siguiente causaría la formación de uno de los episodios más fuertes de El Niño, junto con los registrados en 1983 y 1997-98.
El estudio, publicado en Geophysical Research Letters, encontró que esto mismo ocurrió entre 1991 y 1992, cuando también se habría formado el fenómeno gracias a las aguas cálidas acumuladas el año anterior.
“Es muy difícil predecir El Niño cuando ocurre en marzo, abril o mayo. Nos sorprendió el hecho de que los eventos de junio y julio de 2014 tuvieran un efecto en El Niño que ocurrió 18 meses después”, explica Aaron Levine, uno de los autores.
Si bien el estudio muestra las condiciones que hicieron posible la formación de El Niño en el pasado, predecir los que vendrán es mucho más difícil, advierte.
Para Jorge Zavala, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México, la explicación de los autores sobre la formación de El Niño actual es satisfactoria, y destaca la relevancia de este tipo de estudios.
“La importancia de anticipar adecuadamente estos fenómenos climáticos radica en que están asociadas a anomalías de lluvia (en Perú por ejemplo), sequías (como en Australia) o elevación de temperaturas en grandes extensiones del planeta”, subraya.
> Enlace al resumen del artículo en Geophysical Research Letters