24/03/15

En busca de territorios climáticamente inteligentes

Escuela de campo para agricultores
Crédito de la imagen: Zoraida Portillo

De un vistazo

  • Metodología que enfatiza la gestión del conocimiento climático se aplica en Guatemala, El Salvador y Honduras
  • A partir de resultados de un plan piloto en la región estos tres países adoptaron la metodología en su Plan Estratégico 2014-2018.
  • Enfoque participativo en cadenas productivas y escuelas de campo para agricultores son componentes clave

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Una innovadora metodología que incorpora al clima como “variable determinante, fundamental y crítica para el desarrollo sostenible” ha sido adoptada en las políticas públicas para enfrentar el cambio climático por Guatemala, El Salvador y Honduras, tres de los países centroamericanos con mayor vulnerabilidad.

Denominada ‘Territorios Climáticamente Inteligentes’, la metodología fue desarrollada por investigadores del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), con sede en Costa Rica, y desde el 24 de febrero es parte de las políticas climáticas de los tres países centroamericanos.

La metodología trabaja articuladamente con diferentes actores del desarrollo territorial rural, desde la familia y la parcela hasta los paisajes, organizaciones de productores, instituciones gubernamentales, plataformas y sector privado, y enfatiza la gestión del conocimiento climático como base para la toma de decisiones.

“Por primera vez se unen una multitud de variables para responder, de manera efectiva e integral, a los complejos problemas del ser humano y su entorno”

Ángela Díaz, Programa de Cambio Climático, CATIE

Los resultados del plan piloto ejecutado en la región central de Nicaragua y en el Trifinio —área transfronteriza entre Honduras, Guatemala y El Salvador— fueron determinantes para que estos tres países lo adopten en su Plan Estratégico 2014-2018.

Ángela Díaz, Investigadora del Programa de Cambio Climático del CATIE, informa a SciDev.Net que la metodología es innovadora por los actores, escala y enfoque. “Por primera vez se unen una multitud de variables para responder, de manera efectiva e integral, a los complejos problemas del ser humano y su entorno, logrando un impacto real y colectivo que vaya más allá de lo ambiental, social o productivo”, explica.

“Nos basamos en lo que existe en el territorio pero ensamblándolo con el conocimiento técnico-científico para que tenga robustez; es decir, tomar decisiones basadas en la mejor información”, dice Díaz, quien también es docente de posgrado del CATIE.

Dos componentes esenciales son el enfoque participativo en cadenas productivas (EPCP) y las escuelas de campo para agricultores (ECA), instrumentos aplicados exitosamente al agro en los Andes, Filipinas, Indonesia y Uganda, y que por primera vez se usan en América Central para el clima.

Miguel Ordinola, coordinador de IssAndes e INCOPA, dos proyectos desarrollados en los Andes que aplicaron el EPCP, dice que en el concepto de cadenas sostenibles, “las acciones climáticamente inteligentes son necesarias”.

Siendo la innovación un componente clave del enfoque, Ordinola cree que aplicada al clima  generará metodologías para manejar, difundir, procesar y distribuir información climática a diferentes actores, además de encontrar ‘nichos’ para determinados productos atendiendo a las nuevas condiciones climáticas, “las posibilidades son infinitas”, señala.

Arma Bartuso, investigadora del Centro Internacional de la Papa con sede en Filipinas y especialista en Escuelas de Campo para Agricultores, dice que integrar la perspectiva climática hace que las ECA tengan una acción potencialmente más robusta para su enfoque de aprendizaje “permitiendo que los agricultores capturen mejores oportunidades de negocios en las cadenas de valor al mismo tiempo que mejoran la inteligencia climática en las explotaciones agrícolas”. 

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