27/10/06

Cocina de leña, gran culpable del cambio climático

Una cocina a leña tradicional en Honduras Crédito de la imagen: Chris Roden

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Las cocinas que emplean leña o desechos de cosecha como combustible contribuyen al cambio climático mucho más de lo que se pensaba, revelan investigadores.


Científicos han descubierto que el humo generado por estos hornillos, tradicionalmente utilizados en países en desarrollo para cocinar y para calentar, contiene el doble de partículas de hollín de lo que indican mediciones previas en laboratorio.  


Estas partículas nocivas y negras –más oscuras que aquellas producidas por la quema de pastizales o los incendios forestales- absorben gran cantidad de luz solar y contribuyen así a aumentar la temperatura del planeta al ser liberadas a la atmósfera.


“Estas partículas absorben energía y la retienen en el sistema terrestre, impidiendo que se disipe”, dijo a SciDev.Net la coautora del estudio Tami Bond, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, Estados Unidos.


El escaso conocimiento sobre las características y la cantidad de emisiones emanadas de las cocinas a leña es uno de los principales factores de incertidumbre en las estimaciones de emisiones globales de material particulado.


Bond y su equipo se dedicaron a medir las emisiones de cocinas a leña en Honduras usando un sistema de monitoreo portátil.


En un estudio anterior la investigadora había establecido que la quema de leña produce a nivel mundial 800.000 toneladas métricas de hollín al año.


En comparación, los vehículos a petróleo generan anualmente cerca de 890.000 toneladas métricas de hollín. Conjuntamente, estas dos fuentes contribuyen con el 10 por ciento del hollín que se emite anualmente a la atmósfera.


Distribuir cocinas con chimenea bien diseñadas y capacitar a las personas para utilizarlas, “sería un efectivo método para mitigar el cambio climático global y puede mejorar la salud de los usuarios”, destaca Christopher Roden, también de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y coautor del estudio.


Sin embargo, la forma más efectiva de reducir las partículas que contribuyen al calentamiento climático, dice Bond, sería reemplazar la leña por combustibles más limpios.


“Esto incluye gas licuado de petróleo y también alternativas como biogás, carbón y briquetas procesados”, afirmó.   


El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua son los principales consumidores de leña en América Latina, según la Unión Mundial para la Naturaleza. En Honduras más del 80 por ciento de las familias cocina en hornillos de leña a fuego abierto.


Los autores estiman que diariamente dos mil millones de personas en el mundo emplean alrededor de 400 millones de cocinas a leña.


El estudio se publicó en línea el mes pasado (27 de septiembre) en la revista Environmental Science & Technology.

Referencia: Environmental Science & Technology doi: 10.1021/es052080i (2006)