26/05/14

Perú: ministro del ambiente y la cumbre climática COP20

Manuel Pulgar-Vidal
Crédito de la imagen: Ministerio del Ambiente

De un vistazo

  • Se negociará acuerdo sobre cambio climático pero no será como el de Kioto
  • La ciencia puede ayudar ofreciendo pronósticos y difundiendo información clave
  • Tecnología tradicional, como la relacionada con la preservación del agua, también juega un rol

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[LIMA] La próxima cumbre climática de la ONU, que tendrá lugar en América Latina, específicamente en Lima, Perú, ya se vislumbra en el horizonte (1 al 12 de diciembre). Es el último paso para la cumbre 2015, potencialmente crucial, a realizarse en París, Francia, donde se espera que surja un nuevo acuerdo climático  internacional que reemplace al Protocolo de Kioto adoptado en 1997.
 
En el periodo previo a la cumbre de Perú, la 20° sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP20), SciDev.Net conversa con el ministro del ambiente de ese país, Manuel Pulgar-Vidal, sobre la reunión y el papel de la ciencia y tecnología en el abordaje del cambio climático.
 
¿Cuáles serán los temas de más difícil consenso en la COP 20?
Creo que los mismos que se mantienen desde la COP 15 de Copenhague en 2009. Tienen que ver con los principios de ‘responsabilidades comunes pero diferenciadas’, financiamiento, obligaciones legales de los países, transferencia de tecnología y mecanismos internacionales para pérdidas y daños. Es interesante ver la recurrencia en los mismos temas, conforme nos vamos acercando al final de la extensión que se dio al ‘período de compromiso’ para contar con un nuevo acuerdo climático. Por ello, de hecho, se necesita una respuesta creativa.
 
Pero ¿subsisten elementos de polarización?
Los hay, por cierto, pero también es importante ver la discusión en su conjunto, de manera integral: los temas de financiamiento se vinculan con mitigación; la mitigación se vincula con temas de transferencia tecnológica, con bosques. El financiamiento igualmente está vinculado con adaptación; la adaptación se vincula a los estados más vulnerables, como los pequeños estados insulares. Todo está conectado. Si se ve la negociación como ventanas que no se cruzan, fracasamos. Es importante ver cómo se integran todos los escenarios para ir obteniendo una mayor atmósfera de confianza que genere el entendimiento.
 
¿Usted es optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo?
Creo que el sentido de urgencia por lograr un acuerdo climático vinculante nos va a hacer alcanzarlo. Pero sí soy claro que va a tener características especiales: Kioto no va repetirse, ¡eso es una realidad! El mundo ha cambiado y aunque hay principios que se mantienen, como el de responsabilidades comunes pero diferenciadas, no significa que algún país puede exonerarse de cumplir con sus obligaciones.
 
¿Cómo lograr que los países desarrollados, especialmente EE.UU. y Japón, asuman metas vinculantes con la reducción de emisiones?
Si llegamos a un nivel de entendimiento de que todos tenemos que contribuir, de una u otra forma, a la reducción de gases de efecto invernadero para contribuir a evitar consecuencias futuras, lo podemos lograr.

Bajo el sistema de compromiso y revisión adoptado desde la COP15 en Copenhague, se eliminó a la ciencia como guía de los objetivos nacionales de emisiones y se dejó que cada país sugiriera sus objetivos de mitigación. Ello ¿no impedirá un acuerdo significativo para el 2015?
Yo no creo que hubo divorcio de la ciencia. Creo que dentro de la complejidad de lograr que las partes se pusieran de acuerdo hubo que tomar una decisión orientada a que el convenio y las COP no perdieran vigencia.
 
En la COP 15, se supuso que el proceso para lograr un nuevo acuerdo había muerto y que el proceso de gobernanza climática —es decir todos los países del mundo participando en el nuevo acuerdo— había fenecido. La COP 16 de Cancún, México, tuvo la virtud de resucitar el proceso, pero para que fuera exitoso a largo plazo había que tomar una decisión en torno al Protocolo de Kioto, que concluía en 2012. Y era obvio que no se iba a obtener de inmediato un acuerdo. Lo que se va logrando en las siguientes COP es un reconocimiento de que este proceso tomaría un poco más de tiempo. Y era evidente que un nuevo acuerdo no se iba a lograr de inmediato. Lo que se va logrando en las siguientes COP es el reconocimiento de que este proceso tomaría un poco más de tiempo. Esto también significaba tener un nuevo acuerdo climático no más allá del 2015, que entrará en vigencia en 2020.
 
La gran pregunta era ¿qué hacer entre 2012 y 2020? Por eso se dio un nuevo periodo de compromiso al Protocolo de Kioto. Por tanto, creo que la idea no fue dejar a la ciencia de lado sino simplemente reconocer que este proceso tenía que mantenerse vigente y debíamos establecer un periodo de transición donde las reglas quedaron relativizadas para facilitar un nuevo entendimiento. Pero la ciencia está muy presente y lo va a seguir estando cuando empecemos a verificar los niveles de cumplimiento del nuevo acuerdo.
 
¿Cree que la comunidad científica debería ejercer más presión ante los gobiernos en cuanto a la reducción de emisiones?
La comunidad científica juega un rol central a nivel nacional y global para determinar distintos pronósticos sobre las consecuencias y las medidas que debemos adoptar para prever, enfrentar y minimizar las consecuencias del cambio climático.
 
La información científica es fundamental para entender el futuro que se nos viene. La lógica de construir economías o actividades económicas resilientes al cambio climático tiene que ver mucho con la ciencia. Y creo que la ciencia también juega un rol fundamental en la difusión de la información… en determinar cómo prepararnos y obviamente en la llegada a los decisores de políticas.
 
La innovación tecnológica jugará un papel clave en la lucha contra el cambio climático. ¿Qué compromisos debería asumir en este campo la comunidad internacional? 
Creo que la innovación tecnológica es la que nos va a permitir enfrentar mejor nuestras obligaciones de mitigación y mejorar nuestra capacidad de adaptación. El gran reto actual es la generación de energía vinculada a fuentes alternativas, renovables y no convencionales. Todo eso está muy vinculado a la tecnología. Y precisamente uno de los temas de debate en la COP es la transferencia tecnológica y la construcción de capacidades.
 
Y allí se está discutiendo el rol de los países desarrollados y qué deben establecer los países en desarrollo. Pero sin perjuicio de esa discusión creo que a países como los nuestros les toca ver temas como la construcción de ciudades: cómo modificar u orientar los patrones constructivos para orientarnos hacia el concepto de construcciones sostenibles.
 
¿A qué podrían comprometerse los países en desarrollo en términos de desarrollo de tecnologías?
Debemos pensar no solo en tecnologías que siempre identificamos con el adjetivo de “modernas”  sino también en las tecnologías ancestrales o tradicionales, que son fundamentales para enfrentar el cambio climático. Hay una vinculación con las tecnologías ancestrales que debe ser rescatada. Por ejemplo, cómo conservar el agua, algo vital para los países que están perdiendo la cobertura de sus glaciares. Estas tecnologías no necesitan una gran inversión. En países con pueblos ancestrales, como el Perú, hay una gran reserva de conocimientos ancestrales que no se aprovechan como deben ser.  En ese sentido las terrazas, los andenes y los reservorios son tecnologías a rescatar, integrándolas a la tecnología moderna para dar nuevas respuestas frente a nuevos retos.
 
La versión original de esta entrevista se publicó en la edición global de SciDev.Net