27/01/17

Idioma es una barrera para visibilizar la ciencia

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Crédito de la imagen: Javier Sancho

De un vistazo

  • Inglés se posiciona como lenguaje de la ciencia, pero para quienes no lo hablan es un problema
  • Pero investigaciones en otros idiomas tienen muy poca visibilidad
  • Investigadores proponen una serie de medidas para ayudar a superar el problema

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El idioma sigue siendo la mayor barrera para la transferencia del conocimiento científico, a pesar de que el inglés se posiciona cada vez más como el lenguaje global de la ciencia, concluye un estudio.
 
La investigación, publicada en la revista PLOS Biology, destaca el problema que algunos científicos de diferentes lugares del mundo enfrentan por este motivo.

“Los angloparlantes nativos tienden a asumir que todo el conocimiento importante se consigue y puede ser comunicado en inglés”.

Tatsuya Amano, autor principal del estudio

 
Los autores revisaron detenidamente una gran cantidad de documentos científicos –más de 75.000–, sobre conservación de la biodiversidad, escritos en 16 diferentes idiomas y publicados en 2014.
 
Por cada diez de ellos, alrededor de seis fueron escritos en inglés y tres en otros idiomas.
 
Estas cifras sugieren que el inglés se consolida como el idioma que prevalece entre las comunidades científicas.
 
Pero también destacan un hecho fundamental: buena parte de las investigaciones se desarrollan aún en idiomas diferentes al inglés y acaban teniendo muy poca visibilidad.
 
Esto es particularmente cierto en aquellas universidades y centros de investigación de diversos países donde sus habitantes no tienen al inglés como su primera lengua.
 
"Siempre he estado interesado en saber cómo pueden afectar las barreras del lenguaje a la ciencia en general. Sin embargo, este problema raramente ha sido tratado por las comunidades científicas", dice a SciDev.Net Tatsuya Amano, investigador principal del estudio.
 
Los angloparlantes nativos tienden a asumir que todo el conocimiento importante se consigue y puede ser comunicado en inglés, dice Amano.
 
Y agrega que, por otro lado, quienes no son angloparlantes nativos tienden a pensar que su principal prioridad es conducir sus investigaciones en inglés y con frecuencia terminan dejando de lado la ciencia escrita en otros idiomas.
 
"Ignorar ese conocimiento escrito en idiomas diferentes al inglés causa sesgos en nuestra comprensión de los sistemas de estudio", argumentan los investigadores.
 
Amano, originario de Japón, dice que uno de los mayores obstáculos es el tiempo que se demora un investigador, que no tiene al inglés como primera lengua, en escribir un artículo científico de calidad.
 
Los autores proponen soluciones para superar esta barrera idiomática, entre ellas utilizar palabras clave en idiomas diferentes al inglés en las búsquedas bibliográficas, y aumentar la visibilidad de la literatura no inglesa a través del desarrollo de una base de datos para revistas publicadas en otros idiomas, así como usar reconocidos repositorios en línea.
 
También proponen subir traducciones de los artículos publicados como resúmenes en los sitios web de las revistas.
 
"Aunque esta publicación se enfoca principalmente en ciencias ambientales creemos que nuestros resultados son aplicables a otras disciplinas" dice Amano.
 
Eduardo Restrepo, antropólogo y experto en estudios culturales de la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá), dice a SciDev.Net que “existen muchos estudios sociales de la ciencia que demuestran los efectos nefastos de esta geopolítica del conocimiento cuya punta del iceberg es el hecho de que el inglés sea hegemónico en términos de la comunicación”.

Y explica que esto no sucede exclusivamente por el idioma sino por las prácticas escriturales. “No es solamente el inglés, sino el tipo y los formatos en los que aparecen los resultados o las discusiones académicas como los papers”, subraya.
 
Para contrarrestarlo, propone a las entidades que generan políticas de ciencia y tecnología entender la problemática y avalar otro tipo de ‘conversabilidad’ entre los diferentes actores que producen conocimiento; y a los académicos, preguntarse “para qué hacemos lo que hacemos y para quién estamos, en última instancia, escribiendo y planteando lo que estamos planteando”.
 
Este artículo fue publicado originalmente en nuestra edición en francés del sub Sahara de África, con reporteo adicional de la edición de América Latina y el Caribe.
 
Enlace al artículo completo en Plos Biology

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