Por: Carla Almeida
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Dueño de una de las mayores colecciones de plantas en América Latina, el Instituto de Investigación Jardín Botánico de Río de Janeiro dio acceso a un sólido conjunto de datos sobre la flora brasileña y regional a través del Global Biodiversity Information Facility (GBIF).
Este aporte, anunciado el 16 de septiembre, es el primero hecho por Brasil al banco desde que pasó a integrar el sistema, en octubre de 2012.
Junto con las demás colecciones del GBIF, esto datos ayudarán a los investigadores a comprender mejor la evolución de las plantas en diferentes continentes, estudiar más acabadamente la distribución de especies en el mundo y modelizar con más precisión el futuro de la biodiversidad del planeta.
El GBIF reúne en una plataforma en línea informaciones sobre la flora mundial recolectadas y catalogadas por institutos asociados. Actualmente ofrece acceso libre a 400 millones de registros de unas 10.000 colecciones publicadas por 500 instituciones.
“La idea del GBIF es que usted tenga un conjunto de datos tan descomunal que pueda hacer un análisis macro del planeta”.
Rafaela Forzza
Cada registro representa un especimen recolectado, acompañado de datos sobre su clasificación taxonómica, presencia geográfica, hábitat, estado de conservación y otros. “La idea del GBIF es que usted tenga un conjunto de datos tan descomunal que pueda hacer un análisis macro del planeta”, explica la bióloga Rafaela Forzza, curadora del Herbario del Jardín Botánico de Río de Janeiro.
En formación desde el siglo XIX, esta colección cuenta con cerca de 530.000 registros. “Nuestro mayor acervo es la Mata Atlántica, pero el herbario contiene representación de todos los biomas. Tenemos 70.000 ejemplares de la Amazonía”, ejemplifica.
Para la investigadora, las colecciones biológicas son un bien de la humanidad y deben ser compartidas y estudiadas para su beneficio. “La ciencia va más allá de las fronteras; los científicos del mundo analizando conjuntamente estos datos y utilizándolos para mejorar la calidad de vida de las personas, no tiene precio”, dice.
Pero destaca que reunir los datos no basta para producir un conocimiento más completo sobre la biodiversidad del país y del planeta. “Necesitamos recolectar mucho más para tener noción de la distribución regional real y del conocimiento biológico de las especies y, para eso, precisamos incentivos”, afirma.
Según la coordinadora general de Gestión de la Biodiversidad del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) de Brasil, Andrea Portela, el conocimiento de la biodiversidad brasileña es una cuestión prioritaria para el MCTI, que ha apoyado una serie de redes de investigación y proyectos en el área.
El tema no sería la falta de incentivos, dice. “Lo que necesitamos son acciones coordinadas que tengan alta sinergia y potencial de aumentar exponencialmente el impacto que cada programa o red genera con las acciones que desarrolla”, señala.
Brasil seguirá compartiendo datos sobre su flora. Este mes el MCTI presentará el portal , a través del cual otras instituciones del país pueden ofrecer sus colecciones.
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