12/12/14

Perú: proyecto de irrigación enciende debate

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Crédito de la imagen: Jeremy Horner/Panos

De un vistazo

  • Túnel trasandino llevará agua para irrigar región desértica de Olmos
  • Pero extensas parcelas de tierra se subastaron a grandes empresas y no a agricultores locales
  • Temen que este modelo se use en futuros proyectos de irrigación

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[LIMA] El recientemente lanzado megaproyecto Olmos de irrigación y generación de energía en Perú es considerado una ‘obra maestra de ingeniería’ destinada a estimular el desarrollo rural, pero algunos sectores temen que la iniciativa beneficie solo a las grandes empresas.

El proyecto llevará agua del océano Atlántico al Pacífico a través de un túnel cavado en las entrañas de los Andes, para irrigar el árido valle de Olmos, situado enla región de Lambayeque, al noroeste del país, y habilitará 38.500 hectáreas de tierras para la agricultura.

El presidente de Perú, Ollanta Humala, inauguró el proyecto, que costó US$ 580 millones, el 18 de noviembre de este año, casi un siglo después de que fuera propuesto por primera vez. Se estima que el proyecto creará 40.000 puestos directos de trabajo y alrededor de 200.000 indirectos.

La iniciativa para derivar el río Huancabamba que desemboca en el Atlántico y discurre por las montañas de la región Piura fue concebido por primera vez en 1924 con el fin de mejorar las condiciones de vida de los pobladores de Lambayeque, mediante el manejo integrado del agua, la tierra y los cultivos. El componente hidroeléctrico fue sugerido en la década de 1940.

El plan prevé que las aguas del río Huancabamba se desvíen por la presa Limón, de unos 20 km de largo y 4,8 metros de ancho hacia el túnel trasandino, al otro lado de la divisoria continental.

Desde allí, las aguas se unen a las del río Olmos para posibilitar el riego de 5.500 hectáreas de tierra. Río abajo, se están construyendo estaciones hidroeléctricas que generarán 4.000 gigavatios/hora de electricidad anualmente.

Por último, el agua llega a la presa Palo Verde —que tiene una capacidad de almacenamiento de 790 millones de metros cúbicos de agua— para irrigar otras 38.000 hectáreas adicionales de tierra árida. La idea es sembrar en esas tierras bananas, caña de azúcar, aguacate (palta), quinua y granadilla.

Pero aunque el objetivo principal es impulsar las exportaciones de alimentos, los pequeños agricultores no se benefician, dice Manuel Paulet-Iturri, especialista en suelo y manejo de agua, quien trabajó en el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA).

La gran pregunta es a cuántos agricultores realmente va a beneficiar este proyecto

Jaime Escobedo,
Centro Peruano de
Estudios Sociales
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“[Se ha hado] prioridad a las grandes corporaciones en desmedro de los pobladores locales”, precisa. “El plan original era diferente. Tenía un mejor control de la distribución de agua según la demanda. Pero posteriormente al gobierno lo que le interesó fue vender las tierras para financiar los trabajos”, afirma.

La venta de tierras es uno de los aspectos más controvertidos del proyecto: la mayor parte de las mismas fueron subastadas a las grandes corporaciones y solamente una pequeña área de 5.500 hectáreas permanece en poder de los agricultores que ya poseían ancestralmente esas tierras.

“La modernización ha reemplazado el concepto de desarrollo”, señala Jaime Escobedo, investigador del Centro Peruano de Estudios Sociales. “El gran capital dejó de lado propuestas de desarrollo que combinaban la ciencia y tecnología para mejorar las condiciones de vida de la gente que vive allí. En Olmos, la CyT no está al servicio del desarrollo”, subraya.

Por ejemplo, la corporación Gloria, una firma del grupo del mismo nombre y una de las empresas beneficiadas por la subasta de tierras, ha destinado 11.000 hectáreas para sembrar caña de azúcar y ya ha invertido US$ 49 millones para consturir un gran ingenio azucarero.

“La gran pregunta es a cuántos agricultores realmente va a beneficiar este proyecto”, indica Escobedo. “Los agricultores de El Cascajal, dentro del área de Olmos, han venido solicitando irrigación para trabajar sus parcelas desde hace 90 años y sin embargo quedaron fuera del proyecto, nunca fueron invitados a participar y, por supuesto, no tienen dinero para comprar más tierras”, puntualiza.

“Estamos hablando de 8.000 familias, es decir más de 40.000 personas que siempre han vivido allí. Así que al final las 5.500 hectáreas entregadas a los agricultores no beneficiarán a toda la población de Olmos, sino a quienes ya las venían usando pero carecían de agua”, agrega.

Pero una cosa es cierta: el proyecto creará puestos de trabajo, dice Fernando Cillóniz, empresario agrícola que presidió el Comité de Promoción para la Subasta Pública del Proyecto de Irrigación Olmos.

“Innumerables peruanos migrarán para vivir y trabajar en el proyecto Olmos”, añade. “Muchos profesionales trabajarán en empresas de agronegocios que han comenzado a operar en Olmos. Se crearán miles de nuevas empresas para atender la gran demanda que se generará a partir de este gran proyecto norteño”, concluye.