18/09/17

La papa: aliada en la Tierra y en Marte

De un vistazo

  • En simulación científica, 4 tipos de papas demostraron ser aptas para sembrarse en Marte
  • Pero antes ayudarán a paliar problemas derivados del cambio climático en la Tierra
  • Este tipo de estudios puede inspirar a otros a analizar más cultivos y adelantarse a escenarios futuros

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[LIMA] ]  Un proyecto ejecutado conjuntamente por la NASA y el Centro Internacional de la Papa (CIP) dio evidencia científica sobre la posibilidad de sembrar al menos cuatro tipos de papas en el planeta rojo.

Pero además, junto a esta posibilidad interplanetaria también se observó que este cultivo es genéticamente apto para adecuarse a los cambios ambientales que experimenta la Tierra y crecer en condiciones más adversas.

Por eso, antes de hacer realidad lo que adelantó el cine en la película “Misión rescate” —en la que el personaje encarnado por el actor Matt Damon cultiva papas para mantenerse con vida mientras espera ser rescatado—, el milenario tubérculo tiene una misión en la Tierra.

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En la película “Misión rescate”, Matt Damon sobrevive comiendo las papas que cultiva en Marte.
Crédito: 20th Century Fox.

El cuarteto de astro-papas

El estudio indentificó cuatro tipos de papa, de un total de 65, que demostraron su resistencia a altas condiciones de salinidad, logrando formar tubérculos en un suelo similar al de Marte.

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Los científicos evaluaron 65 tipos de papas e identificaron cuatro más exitosos.
Crédito: Centro Internacional de la Papa / Mars Project

Una de estas papas es la variedad Tacna, desarrollada en Perú en 1993, caracterizada por su alta resistencia a la sal, y que fue introducida a China poco después, donde demostró alta tolerancia a sequías y suelos salinos, sin casi requerir irrigación.

Se volvió tan popular que fue relanzada en ese país en 2006 con el nombre de Jizhangshu 8. Éxito similar obtuvo en Uzbekistán, país caracterizado por suelos salinos y áridos, altas temperaturas y escasez de agua. Allí se la renombró como Pskom.

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Variedad Tacna, en un campo de la China, donde fue renombrada Jizhangshu 8.
Crédito: Centro Internacional de la Papa 

Otra variedad que pasó todas las pruebas es cultivada en áreas costeras de Bangladesh con suelos de alta salinidad y elevadas temperaturas. Y las otras dos son clones promisorios, es decir papas en proceso de prueba que por sus atributos son consideradas candidatas a ser una nueva variedad.

Estos cuatro tipos de papa proceden del programa de mejoramiento del CIP para adaptación a tierras bajas subtropicales —como las que existen en Asia bajo temperaturas extremas— y que se prevé que serán muy afectadas por el cambio climático.

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Mujeres cosechan papas resistentes a suelos salinos en Bangladesh.
Crédito: Centro Internacional de la Papa

Antes, en la Tierra

Pero además de estas cuatro papas “finalistas”, otros clones y variedades también lograron sobrevivir a los suelos y en condiciones extremas, lo que da nuevas pistas a los investigadores sobre la genética que las ayuda a enfrentar condiciones meteorológicas severas también en la Tierra.

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Walter Amorós, mejorador de papa del CIP, uno de los cinco investigadores que participa en el proyecto.
Crédito: Zoraida Portillo

“Fue una agradable sorpresa ver que las papas que hemos mejorado para tolerar condiciones adversas eran capaces de producir tubérculos en este suelo”, señala Walter Amoros, mejorador de papa del CIP, uno de los cinco investigadores que participa en el proyecto, que ha dedicado más de 30 años a investigar el tubérculo.

Proyecto inspirador

Para Alberto García, asesor de la representación de la FAO en el Perú a cargo de programas de seguridad alimentaria, este experimento “sirve para comprobar que la papa, un producto de gran valor alimentario y nutricional, es un cultivo extremadamente adaptable a las peores condiciones”, lo cual es muy relevante ante el cambio climático actual.

García subraya que el aumento de temperaturas está ocurriendo a un ritmo inesperado, afectando no solo a la papa sino a otros cultivos que ahora son sembrados a mayor altura, lo cual no es malo y hasta puede ser beneficioso para algunos que antes solo se sembraban en pisos de valle.

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Crédito: Zoraida Portillo

“Pero también puede tener consecuencias negativas que tenemos que prever”, agrega. Por eso, este experimento puede inspirar a otros, para adelantarse a escenarios futuros y ver qué otros cultivos se adaptan a eventos extremos con impacto en la agricultura.

A semejanza de Marte

El proyecto comenzó con la búsqueda de suelos similares a los de Marte.  Tras múltiples comprobaciones, Julio Valdivia-Silva, investigador peruano que trabajó en el Centro de Investigación Ames de la NASA, determinó que las muestras de suelo recogidas en las Pampas de la Joya, al sur del Perú, eran las más parecidas que se pueden encontrar en nuestro planeta.

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Julio Valdivia-Silva recogió muestras en la Pampa de La Joya, Perú. 
Crédito: Nasa/CIP

Conformadas por rocas volcánicas y sin ninguna forma de vida, además de áridas, las muestras de suelo eran salinas en extremo.

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Crédito: Sitio oficial de Pampas de La Joya

Con ayuda de ingenieros de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), de Lima, se construyó en el CIP un “CubeSat”,  es decir un satélite en miniatura, basado en el diseño y asesoramiento proporcionado por el Centro Ames de la NASA, a fin de crear un ambiente confinado lo más parecido a la atmósfera marciana, donde se colocaron las papas.

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Las variedades se cultivaron dentro del “CubeSat”, construido por el CIP para simular las extremas condiciones marcianas.
Crédito: Centro Internacional de la Papa / Mars Project

“Si las papas podían tolerar las condiciones extremas a las que las estamos exponiendo en nuestro CubeSat, tienen una buena oportunidad de desarrollarse en Marte”, opina Valdivia-Silva.

Luego, hicieron varias rondas de experimentos para averiguar qué variedades soportaban mejor las condiciones extremas y cuáles son las condiciones mínimas que cada cultivo necesitaba para sobrevivir.

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Foto: Desierto de La Joya, Perú (izquierda) y suelo marciano (derecha).
Créditos: Sitio oficial de Pampas de La Joya y Nasa, respectivamente.

El CubeSat, herméticamente sellado, albergaba un contenedor con el suelo de La Joya donde se cultivó uno de los tubérculos. El propio CubeSat suministraba agua rica en nutrientes, controlaba la temperatura de acuerdo con las horas del día y la noche en Marte, e imitaba los niveles de presión de aire, oxígeno y dióxido de carbono del planeta.

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Conectado a una computadora, el CubeSat suministraba el agua, nutrientes e imitaba otras condiciones del ambiente de Marte.
Crédito: Centro Internacional de la Papa / Mars Project

Como además había cámaras de transmisión en vivo grabando el suelo fue posible ver en directo el momento preciso de brotamiento de la papa.

De acuerdo con los resultados, los científicos del CIP sostienen que para sembrar papas en Marte, las misiones a cargo tendrán que preparar el suelo con una estructura suelta y nutrientes que permitan a los tubérculos obtener suficiente aire y agua para poder tuberizar.

En una siguiente fase los científicos esperan someter a las variedades exitosas a condiciones de crecimiento cada vez más extremas. Para ello se requiere —entre otras cosas— desarrollar un prototipo de mayor precisión que supondrá una inversión de US$100.000.